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La reacción de Naomi ante su diagnóstico fue extrema. Renunció a su trabajo y a su médico, y optó por quedarse en casa y descansar. Pero su condición empeoró y se volvió cada vez más paranoica, hablando a menudo de una amenaza para su bebé. Esta paranoia se intensificó, y un día, mientras estaban de compras, afirmó que un hombre alto le advirtió del peligro, aunque nadie se les acercó.
Desafortunadamente, la salud mental de Naomi continuó deteriorándose, lo que llevó a Damon a convencerla de que consultara con un psicólogo. El psicólogo le diagnosticó esquizofrenia inducida por estrés, revelando antecedentes familiares de la enfermedad que Naomi le había ocultado a Damon. Esta revelación explicó su comportamiento errático, pero también agravó los desafíos que enfrentaban, ya que el tratamiento de su esquizofrenia se complicaba por su preeclampsia.
A medida que se acercaba la fecha del parto de Naomi, la anticipación de Damon por el nacimiento de su hijo se vio eclipsada por el miedo y la preocupación por su esposa. Trágicamente, con poco más de un mes de embarazo, Naomi desapareció sin dejar rastro. Damon denunció su desaparición, pero parecía haber desaparecido sin dejar rastro.
Las noches de Damon transcurrían en una búsqueda desesperada de Naomi. Recorrió cada lugar conocido, pero ella seguía siendo esquiva. Su búsqueda terminó con una llamada de la policía: habían encontrado a Naomi en un callejón, de parto, y la habían llevado de urgencia al hospital.
Damon, abrumado por un torrente de emociones, corrió al hospital, donde Naomi, recuperándose y sosteniendo a su hijo recién nacido, Jordan, le soltó una bomba. “Me divorcio de ti”, declaró, “y renuncio a mi patria potestad”.
Ahora, años después, sentado frente a Naomi, Damon buscaba respuestas sobre su pasado. “Naomi, ¿diste a luz a gemelos?”, preguntó.
“No, no hubo gemelos”, respondió Naomi, con la mente nublada por su condición. “Había Jordan y un parásito. El hombre alto me ayudó… me lo quitó”.
Mientras tanto, Emily, lidiando con su propia crisis, leyó la carta de Jack. Él confesó que sabía de su aneurisma cerebral inoperable, pero se lo había ocultado para no preocuparla. También confesó haber rescatado a un recién nacido de un callejón y haber falsificado los documentos de adopción de su hijo, Bradley.
“…Me llevé al bebé y llamé a la policía. Iba a entregarlo, pero al ver su carita, supe que sería perfecto para ti. Lo traje a casa y convencí a Michael de que falsificara los datos de los documentos de adopción dentro de este sobre. Deberían pasar una inspección superficial, pero debes saber que no se sostendrán en un tribunal.
Siento no haber podido hacer nada mejor por ti, mi querida Emily.”
Emily apretó la carta contra su pecho y sollozó. Consideró contarle a Damon la posibilidad de que Bradley fuera su hijo biológico. Mientras dudaba en llamar, la llamada de Damon llegó.