Hay una verdad especial en las leyendas de los pueblos: lo que sucede por casualidad…

“Un Destino Confuso”

Introducción

Hay una verdad especial en las leyendas de pueblo: lo que ocurre por casualidad no es en absoluto accidental. Así lo decía mi abuela, así susurraban las ancianas en sus porches, así lo transmitían de generación en generación quienes creían que el destino no tolera los errores y que si uno tropieza, todo vuelve a su lugar.

Pero me di cuenta de esto demasiado tarde, veinte años después.

Hubo una vez, allá por 2005, en que me consideraba afortunado. Un joven a punto de comenzar una nueva vida con la mujer de la que estaba tan enamorado que no podía respirar sin pensar en ella. Creía que me esperaba un hogar, hijos, mañanas compartidas, pan compartido, felicidad compartida.

Pero resultó que ni el hogar, ni la felicidad, ni el amor eran míos.

Todo porque un día, en un simple día de verano, las viejas casamenteras del pueblo… confundieron a la novia.

Han pasado dos décadas desde entonces: veinte años llenos de silencio, frío, vacío y una sola pregunta:

¿Y si todo hubiera salido bien?

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