Cuando alguien que hace mucho se fue se marcha
Introducción
A veces, no termina con el portazo.
Sino mucho antes: cuando dejan de esperar pasos en el pasillo, cuando la cena se prepara por costumbre y el plato frente a ellos permanece vacío.
Solo el corazón, ingenuamente, aún alberga la esperanza de que algún día todo vuelva a la normalidad.
Marina estaba junto a la estufa, quemándose con aceite caliente, y escuchaba a Vitya rebuscar en el apartamento a sus espaldas. El crujido de una maleta, los golpes sordos de las puertas del armario.
No le preguntaron qué pensaba. No se ofrecieron a hablarlo. Simplemente le presentaron un hecho consumado.
Hoy, Vitya se va. Para siempre.
Desarrollo
—¡Cállate! —gritó, arrojando la maleta al suelo—. Os dejo a ti y a este pantano en el que hace tiempo que nos ahogamos.
La palabra «pantano» resonó en el aire como un insulto, como una sentencia de muerte.
Marina se apartó lentamente de la estufa. Aún sostenía la espátula y las patatas chisporroteaban en la sartén: una cena familiar para dos, que ya nadie necesitaba.
—¿Un pantano? —repitió en voz baja—. Ese pantano, Vitya, alimentó a tu madre durante veinte años mientras iba al médico. ¿Te acuerdas?
Él apartó la mirada, como si la hubiera abofeteado.