UN MES SIN CONCIENCIA EN EL HOSPITAL — PERO LO ESCUCHABA TODO. LAS PALABRAS QUE CREYERON QUE NO OÍRÍA, LA TRAICIÓN DE MI ESPOSO Y MI MEJOR AMIGA… Y LA LECCIÓN QUE CAMBIÓ MI VIDA MIENTRAS ESTABA TIRADA COMO UN CADÁVER.
Mi nombre es Luna, 32 años. Una mujer ordinaria, con esposo, trabajo y sueños. Hasta que una noche, mientras regresaba a casa desde la oficina, el taxi en el que iba fue impactado por un camión. Cuando abrí los ojos, no podía mover mi cuerpo. Escuchaba los ruidos, a la gente, pero no tenía fuerzas para hablar o abrir los ojos. Los doctores dijeron: coma. Pero lo que no sabían… es que mi mente estaba despierta.

LA VIDA EN EL SILENCIO
Los primeros días eran solo el sonido de las máquinas. Beep. Beep. Beep. Luego escuchaba los susurros de las enfermeras, los pasos de los doctores y las voces de quienes me visitaban. Lo primero que escuché fue la voz de Ricardo, mi esposo.
“Doctor, ¿aún hay esperanza para ella?” “Todavía está en etapa crítica. Pero si esto dura una o dos semanas más, podría perder la oportunidad.”
Escuché esas palabras, pero no pude hacer nada. Quería gritar — ¡Todavía estoy aquí! Pero mi boca permaneció cerrada. Pasaron los días, y Ricardo venía a visitarme cada vez con menos frecuencia. Hasta que una noche, llegó. No venía solo.