MADRE SOLTERA DE CUATRO HIJOS DEJÓ ENTRAR A UN EXTRAÑO empapado en su pequeña casa; AL DÍA SIGUIENTE, ÉL CAMBIÓ SU VIDA PARA SIEMPRE

MADRE SOLTERA DE CUATRO HIJOS DEJÓ ENTRAR A UN EXTRAÑO empapado en su pequeña casa; AL DÍA SIGUIENTE, ÉL CAMBIÓ SU VIDA PARA SIEMPRE

Llovía a cántaros, y Angelina estaba de pie junto a la ventana de su pequeña y desgastada casa, las lágrimas se mezclaban con el sonido de los truenos afuera. La vida como madre soltera de cuatro hijos nunca fue fácil, pero últimamente, parecía imposible. Las facturas se apilaban en el mostrador, y la cena de esta noche volvería a ser lo que pudiera reunir con las sobras.

Justo cuando estaba a punto de apartarse de la ventana, algo llamó su atención.

Una figura, un hombre mayor, empapado hasta los huesos, de pie al borde de la calle cojeando y sin paraguas. Parecía perdido. Olvidado.

Sin dudarlo, Angelina agarró el único paraguas que tenían, se puso las sandalias y salió corriendo bajo el aguacero.

“¿Señor? ¿Está bien?”, preguntó suavemente.

Él levantó la vista, sobresaltado. “Yo… solo estoy de paso. Seguiré mi camino”.

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