“Cállate y trabaja” –Millonario humilla a la criada… 5 minutos después termina arrodillado

Cállate y trabaja, Millonario. Humilla a la criada. 5 minutos después termina arrodillado. No olvides comentar desde qué país nos estás viendo. La cena de gala avanzaba con elegancia, copas de cristal sonaban suavemente y las risas discretas se mezclaban con el tintineo de los cubiertos. Pero bastó una pequeña torpeza para romper toda esa fachada de clase. Elena, una empleada del servicio, tropezó al servir el plato principal y una copa de vino cayó al suelo, salpicando levemente los zapatos del señor Gustavo, uno de los empresarios más influyentes del país.

Él se levantó con una furia desproporcionada, como si aquello fuera una ofensa personal imperdonable. “¿Es que eres estúpida o qué? Solo tienes que servir comida, ni eso puedes hacer bien”, gritó con voz áspera, haciendo que todos en la sala se giraran a mirar. Elena solo agachó la cabeza temblando mientras murmuraba una disculpa, pero Gustavo no había terminado. Aquel hombre, acostumbrado a dar órdenes y ser reverenciado, parecía alimentarse del miedo. “Te voy a enseñar cómo se sirve la comida”, rugió mientras tomaba el tazón de espaguettis de su propio plato y lo levantaba en el aire.

En ese instante, el silencio se volvió denso. Nadie se movió. Todos parecían paralizados y entonces lo hizo. Descargó el contenido del tazón sobre la cabeza de Elena como si fuera basura. Los espaguettis quedaron colgando grotescamente de su cabello mientras la salsa chorreaba por su rostro y su uniforme blanco ahora manchado. Una mujer al fondo, vestida de negro se llevó la mano al pecho horrorizada. Su nombre era Camila. Aunque nadie lo sabía en ese momento, su reacción no era solo de indignación.

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