Aquí están las últimas 7 palabras del Papa Francisco I

Pero la enfermedad, acechando en las sombras, ataca sin previo aviso. Lunes al amanecer, un llamamiento urgente: el Papa está seriamente debilitado. Cuando llegaron los médicos, estaba consciente pero silencioso, mirando ya hacia el más allá.

Rechazando la obstinación terapéutica, optó por quedarse en casa, en la Casa Santa Marthe. Una elección profundamente humana y espiritual, fiel a los principios que defendió desde el inicio de su pontificado.

Una despedida sencilla y tierna

En sus últimos momentos, François no está solo. A su alrededor, un pequeño equipo de fieles, guiado por el enfermero Massimiliano Strappetti, le sostiene la mano.

El cardenal Parolin llega para recitar el rosario, rodeando al Papa con una atmósfera de oración silenciosa, como una suave canción de cuna para acompañar su último viaje. Alfieri, su fiel cirujano, le ofrece un último gesto de ternura: una discreta caricia en la mano.

“Gracias por traerme de vuelta a la plaza”.

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