En este artículo nos gustaría presentarles a una abuela inusual que, en lugar de hornear pasteles, tejer calcetines y sentarse en un banco cerca de la entrada con otras abuelas a partir semillas de girasol, ¡se dedica al culturismo profesional!
La mujer se llama Robin Hills y tiene 48 años. El deportista tiene dos hijas adultas y tres nietos. Y a nadie se le ocurre siquiera llamar a su abuela.