Una niña desapareció de su jardín delantero en 1999. Dieciséis años después, su madrina encuentra esto.DIUYY

Todo en esa chica sugería que jamás se escaparía. Familia estable, buenas notas, planes para el futuro, pero no teníamos pruebas de algo ilícito. Detective Hayes, ¿consideró alguna vez al Dr. Brennan sospechoso? En realidad, no. Era irreprochable en la comunidad, ayudó a financiar la búsqueda y aportó su experiencia médica al equipo de investigación. Parecía realmente devastado por la desaparición de Ashley.

Rodríguez describió la evidencia que había surgido, incluyendo la nota enterrada de Ashley y el patrón de desapariciones similares. Hayes escuchó en silencio, estupefacto. “Dios mío”, dijo finalmente Hayes. “Si el Dr. Brennan estuvo involucrado, nos engañó a todos por completo. Fue él quien sugirió que ampliáramos el área de búsqueda y recomendó traer más recursos”.

Incluso ofreció pagar a un investigador privado si el departamento no podía continuar con el caso. Esta revelación preocupó profundamente a Rodríguez. El Dr. Brennan no solo había evitado sospechas, sino que había participado activamente en la investigación de sus propios crímenes. Tal comportamiento sugería que era un depredador sofisticado y calculador.

Rodríguez decidió examinar más detenidamente las actividades del Dr. A. Brennan durante cada desaparición. Solicitó horarios de trabajo, registros de viajes y registros telefónicos de las fechas cercanas a la desaparición de cada mujer. Los registros laborales de la clínica indicaban que el Dr.

Brennan había estado presente y trabajando durante los períodos en que desaparecieron las cinco mujeres. Más importante aún, no había solicitado vacaciones ni días de baja por enfermedad durante estos períodos críticos, lo que sugiere que se había quedado en la ciudad para gestionar la situación. Rodríguez también descubrió que el Dr. Brennan había formado parte de la junta directiva de un grupo regional de apoyo a personas desaparecidas entre 1998 y 2010.

El puesto le daba acceso a información sobre las investigaciones en curso y le permitía supervisar el progreso de los casos relacionados con sus víctimas. Patricia Kellerman, enfermera que trabajó en la Clínica Médica Riverside de 1998 a 2004, accedió a reunirse con Rodríguez. Ya estaba jubilada y vivía al otro lado de la ciudad, pero recordaba a varias de las mujeres desaparecidas.

Ashley Crawford era una chica muy dulce, dijo Patricia. Ayudé a la Dra. Brennan con su última cita. Al principio parecía rutinario, pero hubo algunos aspectos inusuales. Rodríguez tomó notas detalladas. ¿Qué tipo de aspectos inusuales? Dra.

Brennan me hizo salir de la sala de reconocimiento durante parte de la cita, algo inusual en los exámenes físicos de rutina. Dijo que necesitaba privacidad para una consulta con Ashley sobre asuntos personales. Cuando regresé, Ashley parecía molesta y desorientada. ¿Le preguntaste al Dr. Brennan sobre eso? Patricia asintió. Dijo que Ashley había recibido noticias preocupantes sobre sus análisis de sangre y que, como era natural, estaba sensible.

Me pidió que programara su cita de seguimiento para la semana siguiente y que la marcara como confidencial. Rodríguez insistió en más detalles. ¿Notaste algo inusual en la cita de Ashley o en el comportamiento de la Dra. Brennan? De hecho, sí. La Dra. Brennan le extrajo una cantidad inusualmente grande de sangre a Ashley, mucho más de lo necesario para las pruebas físicas universitarias estándar.

Cuando le pregunté al respecto, dijo que le estaba realizando pruebas exhaustivas debido a ciertas inquietudes sobre los antecedentes familiares. Este testimonio proporcionó la primera evidencia directa de que el Dr. Brennan se había desviado de los procedimientos médicos estándar durante la cita de Ashley. Rodríguez le preguntó a Patricia sobre las otras mujeres desaparecidas.

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