Un Vaquero Encuentra a Un Lobo Encadenado Con Su Cachorro… Lo Que Pasó Después Dadie Lo Podía Creer…

Tomó una decisión arriesgada. Usando su cuerda, creó un lazo alrededor de la estaca, ató el otro extremo a su montura y le ordenó a Thunder que tirara con fuerza. El caballo, entrenado para el trabajo de rancho, puso todo su peso en el tirón. La estaca se movió, pero no se soltó completamente.

Jake repitió la operación varias veces, cada vez con más fuerza, hasta que finalmente la estaca salió de la tierra con un sonido seco. Ahora los lobos estaban libres de la estaca, pero aún llevaban las pesadas cadenas. Era un progreso, pero Jake sabía que necesitaba llevarlos a un lugar seguro antes de que Blackwood regresara. Jake conocía un lugar, una cueva natural a media hora de camino donde había refugiado ganado durante tormentas anteriores.

Tenía una fuente de agua fresca y estaba oculta entre las rocas. Sería el refugio perfecto. Cargar con los lobos no sería fácil. La madre pesaba al menos 60 kg, debilitada, pero aún fuerte. El cachorro era más manejable, pero Jake sabía que separarlo de su madre podría causarles un estrés. mortal a ambos. Con paciencia infinita, Jake logró que la loba caminara junto a él, llevando las cadenas arrastrando.

Thunder seguía detrás cargando al cachorro en una amante improvisada que Jake había atado a su montura. El camino fue lento y agotador. Cada pocos minutos tenían que parar para que la loba descansara. Jake aprovechaba estos momentos para darle más agua y pequeños pedazos de carne seca que llevaba en sus alforjas.

Cuando finalmente llegaron a la cueva, el sol ya se había puesto. Jake encendió una pequeña fogata en la entrada, lo suficientemente lejos para no asustar a los lobos, pero cerca para darles calor y luz. La loba se acurrucó en un rincón de la cueva y por primera vez en días el cachorro pudo mamar adecuadamente.

Ver esa escena de amor maternal en medio de tanto sufrimiento hizo que Jake sintiera un nudo en la garganta, pero sabía que su trabajo apenas comenzaba. Mañana tendría que enfrentar a Silas Blackwith y ese hombre no se alegraría de encontrar vacías sus trampas. Jake verificó su revólver y se acomodó junto a la entrada de la cueva.

Esa noche, mientras montaba guardia, Jake sintió que algo había cambiado en su interior. Ya no era solo un vaquero buscando ganado perdido. Se había convertido en el protector de dos vidas inocentes que dependían completamente de él. El amanecer llegó con el sonido de cascos acercándose. Jake se despertó instantáneamente, su mano moviéndose hacia su arma.

A través de las rocas vio a Silas Blackwood cabalgando hacia el lugar donde había estado la trampa, seguido por dos hombres más. Blackwood era un hombre corpulento con barba negra y ojos pequeños y crueles. Cuando llegó al lugar vacío donde antes estaban los lobos, su rugido de furia se escuchó por todo el desierto.

“Alguien el liberó a mis lobos”, gritó examinando las huellas alrededor de la estaca arrancada. había invertido tres semanas en capturar a esa hembra. Sus compañeros, dos cazadores furtivos tan despreciables como él, comenzaron a seguir las huellas que Jake había dejado inevitablemente. Jake sabía que era solo cuestión de tiempo antes de que encontrara en la cueva.

Dentro de la cueva, la loba había percibido el peligro. Se puso de pie, colocándose protectoramente frente a su cachorro, a pesar de las pesadas cadenas que aún llevaba. Sus ojos se encontraron con los de Jake y en ellos vio algo extraordinario, confianza. Después de todo lo que había sufrido a manos de los humanos, esta loba salvaje se estaba confiando en él.

Jake tomó su rifle y se posicionó detrás de unas rocas que ofrecían cobertura hacia la entrada del cañón. No quería violencia, pero estaba preparado para defender a los lobos si era necesario. “Morrison”, gritó Blackwood cuando finalmente reconoció las huellas. “Sé que fuiste tú. Sal y enfrenta las consecuencias de robar mi propiedad.

” “Esos animales no son propiedad de nadie”, gritó Jake en respuesta. “Y menos de un sádico como tú.” La tensión creció cuando Blackwid y sus hombres se acercaron más a la cueva. Jake sabía que tenía la ventaja de la posición, pero eran tres contra uno. Además, su verdadera preocupación no era ganar la pelea, sino asegurar la supervivencia de los lobos.

Blackwood, gritó Jake. Propongo un trato. Te pago lo que ibas a ganar con esos lobos y te vas en paz. Se escuchó la risa cruel del cazador. No se trata de dinero, Morrison, se trata de respeto. Nadie interfiere con Silas Blackwood y vive para contarlo. En ese momento, algo inesperado sucedió. La loba, a pesar de sus cadenas y su debilidad, se las arregló para salir de la cueva.

Se colocó junto a Jake, mirando fijamente a Blackwood con una fiereza que hizo retroceder a los caballos de los cazadores. El cachorro la siguió, manteniéndose cerca de su madre, pero también cerca de Jake. Era como si los lobos hubieran decidido que Jake era parte de su manada. Ahora, malditos animales”, murmuró uno de los hombres de Blackwood.

“No valen tanto problema.” Pero Blackwood estaba cegado por la furia. Levantó su rifle apuntando directamente a la loba. “Si no puedo tenerla, nadie podrá.” Jake no dudó. Se interpuso entre el rifle y la loba, su propio arma apuntando al corazón de Blackwood. Si disparas a estos animales, tendrás que matarme primero. Por un momento que pareció eterno, los dos hombres se miraron por encima de las miras de sus armas.

El viento del desierto cisbaba entre las rocas y el único sonido era la respiración pesada de todos los presentes. Fue entonces cuando la loba hizo algo que nadie esperaba. se acercó lentamente a Jake, rozó su pierna con su cabeza en un gesto de agradecimiento y protección y luego se colocó frente a él mirando a Blackwood con una determinación feroz.

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