Durante mucho tiempo, se quedaron sentados allí en silencio: dos personas que lo habían perdido todo, ahora reconstruyendo lentamente algo real.
Ethan se dio cuenta de que el éxito le había costado lo único que realmente importaba. Y aunque no podía cambiar el pasado, podía elegir qué tipo de hombre quería ser ahora: un padre, un compañero, alguien que estuviera presente.
Un año después, Ethan abrió un refugio comunitario para madres solteras en Chicago, llamado “El Refugio de Clara”. El día de la inauguración, Clara estaba a su lado, sosteniendo su mano, mientras sus hijos cortaban la cinta.
Los periodistas preguntaron por su motivación. Ethan simplemente dijo: “A veces, la vida te da una segunda oportunidad. No iba a desperdiciar la mía”.
Mientras las cámaras destellaban, Clara lo miraba con silencioso orgullo. El mundo veía a un empresario exitoso. Pero ella veía al hombre que finalmente había vuelto a casa.
Y en esa fría mañana de diciembre —el mismo día en que se habían reencontrado un año atrás— Ethan se dio cuenta de que el amor, no la riqueza, era lo que lo hacía rico.
¿Lo habrías perdonado si fueras Clara? ¿O te habrías alejado? Dime qué harías en los comentarios.