Eres tan diferente a todo lo que he conocido, Logan. Me asusta, pero también me hace querer creer que puedo volver a ser feliz. Juguemos a un jueguito para quienes solo leen los comentarios.
Escribe Coca-Cola en los comentarios. Solo quienes hayan llegado hasta aquí lo entenderán. Volviendo a la historia.
Logan se levantó y se acercó a ella, arrodillándose a su lado. Le secó con suavidad una lágrima que le había caído por la mejilla. Puedes ser feliz, Olivia, y no tienes que hacerlo sola.
Esa noche, algo cambió entre ellas. Los muros que Olivia había mantenido durante tanto tiempo finalmente comenzaron a derrumbarse. Los días siguientes estuvieron llenos de momentos de cercanía cada vez más significativos.
Logan continuó demostrándole paciencia y cariño, mientras que Olivia poco a poco se permitió confiar plenamente en él. Una tarde, mientras paseaban por el parque con Harper y Hazel, Logan vio a Olivia jugar con las niñas. En ese momento, sintió una certeza inquebrantable.
Esta era la vida que él anhelaba. Quería estar con ella y las gemelas para siempre. Al regresar a casa, Logan le pidió a la criada que cuidara a las niñas unas horas.
Llevó a Olivia a la terraza de la mansión, el mismo lugar donde habían tenido una conversación crucial meses antes. Olivia, hay algo que quiero decirte. Ella lo miró con el corazón acelerado.
¿Qué pasa? Logan metió la mano en el bolsillo y sacó una cajita. Al abrirla, reveló un delicado anillo. Quiero pasar el resto de mi vida contigo y las niñas. Has traído luz y alegría a mi vida de una manera que nunca imaginé.
Olivia, ¿quieres casarte conmigo? Se le llenaron los ojos de lágrimas mientras se tapaba la boca, sorprendida. Logan, yo… Sí, lo haré. Logan sonrió mientras le ponía el anillo en el dedo antes de abrazarla con fuerza.
La tormenta que había marcado el inicio de su viaje finalmente había pasado, y estaban listos para comenzar un nuevo capítulo juntos. Mientras los gemelos dormían plácidamente en la habitación contigua, Olivia y Logan hablaban de sus planes para el futuro: una boda sencilla y llena de amor, y una vida cimentada en la confianza y el respeto que tanto habían trabajado para forjar. Esa noche fue solo el comienzo de un viaje lleno de momentos felices y desafíos que afrontarían juntos como una verdadera familia.
Los preparativos para la boda de Olivia y Logan comenzaron de forma sencilla, pero con un gran significado para ambos. Olivia quería una ceremonia íntima, rodeada únicamente por quienes formaban parte de su nueva vida. Harper y Hazel estaban encantadas con la idea de ser las niñas de las flores, y Logan las involucró en cada detalle.
Estoy eligiendo flores y eligiendo vestidos. A pesar de la alegría que llenaba cada momento, Olivia sabía que aún tenía que enfrentarse a un último fantasma de su pasado. Aunque había aceptado que Jake, el padre biológico de las gemelas, nunca asumiría la responsabilidad, sentía que necesitaba enfrentarlo una última vez.
—Logan, necesito hablar con Jake otra vez —dijo Olivia una noche mientras estaban en la terraza. Logan frunció el ceño, preocupado—. ¿Crees que es realmente necesario? Sí, no por él, sino por mí.
Necesito cerrar este capítulo de una vez por todas. Logan le tomó la mano, con los ojos llenos de comprensión. Si eso es lo que necesitas, estaré a tu lado.
Al día siguiente, Logan consiguió la dirección de Jake. Olivia decidió verlo a solas, pero se sintió tranquila sabiendo que Logan estaba a solo una llamada de distancia. Al llegar, encontró a Jake de pie frente a un pequeño bar, visiblemente desgastado por el tiempo y las decisiones que había tomado en la vida.
—Olivia —dijo, sorprendido de verla—. Sí, soy yo. Tenemos que hablar.
Jake suspiró y le indicó con un gesto que lo siguiera a una mesa en la esquina. Parecía inquieto, como si esperara que esto no tardara mucho. “¿Qué haces aquí?”, preguntó con voz cansada.
Estoy aquí para decirte que ya no espero nada de ti. Tomaste tu decisión hace años, pero las chicas merecen saber que hice todo lo posible para darles lo mejor. Y ahora sigo adelante.
Jake se quedó en silencio, mirando el vaso vacío que tenía delante. Sé que fracasé, Olivia, pero no sé ser padre. Nunca lo supe.
Eso ya no importa. Tienen a alguien que los ama como si fueran suyos. Logan es todo lo que tú nunca fuiste ni serás.
Jake no respondió, pero su mirada demostró que comprendía el peso de sus palabras. Olivia se levantó, sintiendo que por fin había dicho todo lo que necesitaba. Al salir del bar, sintió una ligereza que no había experimentado en años.
Al llegar a casa, encontró a Logan en el patio con los gemelos, ayudándolos a armar una tienda de campaña. “¿Qué tal?”, preguntó mientras ella se acercaba. Salió como debía.
Ahora sí que estoy lista para seguir adelante. Logan sonrió y la abrazó. Estoy orgullosa de ti.
En los días siguientes, Olivia se centró por completo en los preparativos de la boda y en su nueva vida con Logan y las niñas. Por fin sintió que había encontrado un hogar, no solo en el aspecto físico, sino también en el amor que compartía con Logan y en las risas de Harper y Hazel. La mañana de la boda, Olivia estaba nerviosa, pero radiante.
Con un elegante vestido blanco, se miró al espejo, pensando en cuánto había cambiado su vida. Las gemelas, vestidas como princesitas, irrumpieron en la habitación con ramos de flores. «Estás preciosa, mami», dijo Harper con los ojos brillantes.
Gracias, mis queridos. Ustedes también se ven despampanantes. Con el corazón lleno de emoción, Olivia caminó por el pasillo donde Logan los esperaba.
Sus miradas se cruzaron, y en ese instante, todas sus dudas se desvanecieron. La boda fue sencilla, pero llena de amor y significado. Cada palabra de sus votos reafirmó el vínculo que habían construido, no solo como pareja, sino como una familia unida.
Al terminar la ceremonia, Harper y Hazel corrieron a los brazos de Olivia y Logan, gritando de alegría. El futuro que antes parecía incierto ahora era una promesa de felicidad y unión. Después de la boda, la mansión de Logan se sintió aún más animada.
Harper y Hazel se adaptaron rápidamente a la idea de tener una familia completa, y Olivia sintió que por fin había encontrado su lugar en el mundo. Sus días estaban llenos de risas y momentos tiernos mientras ella y Logan construían su nueva rutina juntos. En su primera mañana como matrimonio, Olivia se despertó con el canto de los pájaros en el jardín.
Se giró y vio a Logan a su lado, observándola con una sonrisa apacible. Buenos días, Sra. Bennett. Sonrió, aún adaptándose a su nuevo apellido.
Buenos días. ¿Listos para empezar nuestra nueva vida? Más que listos. Los primeros meses de su matrimonio estuvieron llenos de gratitud y renovación.
Logan ayudó a Olivia a compaginar su trabajo y sus estudios, sin dejar de ser un padre dedicado para Harper y Hazel. Se esforzó por estar presente en cada momento importante de la vida de las niñas, desde los pequeños logros escolares hasta los cuentos para dormir. Una tarde, mientras organizaba unos papeles en la oficina, Olivia empezó a sentirse mareada.
Suponiendo que solo era fatiga, decidió descansar. Sin embargo, los síntomas persistieron durante los días siguientes. Logan notó su agotamiento e insistió en que fuera al médico.
Es solo cansancio, Logan. Estoy bien —dijo ella, intentando tranquilizarlo—. Puede ser, pero no está de más comprobarlo.
Quiero asegurarme de que te estés cuidando. A regañadientes, Olivia aceptó y programó una cita. Estaba un poco ansiosa, pero no esperaba ninguna noticia importante.
Sin embargo, después de los exámenes de rutina, el médico les dio una noticia que les cambiaría la vida una vez más. Felicidades, Sra. Bennett. Está embarazada.
Olivia se quedó en silencio un momento, procesando lo que acababa de oír. ¿Embarazada? La idea de tener un hijo con Logan la llenó de alegría y sorpresa. Al volver a casa, encontró a Logan en la sala, jugando con Harper y Hazel.
Su sonrisa le aseguró que era el momento perfecto para compartir la noticia. «Logan, ¿podemos hablar un momento?». Notó la seriedad en su tono y les pidió a las niñas que fueran a jugar a su habitación. Una vez solas, Logan se acercó, curioso.
¿Qué pasa, Olivia? Respiró hondo, intentando contener las emociones. Logan, hoy fui al médico y me enteré de que estoy embarazada. Por un momento, Logan guardó silencio, procesando sus palabras.
Entonces una enorme sonrisa iluminó su rostro. “¿Estás embarazada?” Ella asintió con lágrimas en los ojos. “Sí, vamos a tener un bebé”.
Logan la abrazó con fuerza, con el corazón rebosante de alegría. «Esto es increíble, Olivia. No sé ni qué decir».
Las semanas siguientes estuvieron llenas de emoción, mientras comenzaban a prepararse para la llegada del nuevo miembro a la familia. Harper y Hazel estaban encantados con la noticia de que tendrían un hermanito o hermanita, y ayudaron con entusiasmo a Olivia a elegir ropa y decorar la habitación del bebé. Una tarde tranquila, mientras observaban a los gemelos dormir, Logan y Olivia reflexionaron sobre todo lo que habían superado para llegar a ese momento.
Parece que hemos pasado por tanto en tan poco tiempo. Dijo Olivia, acariciando suavemente su vientre en crecimiento. Y cada desafío nos trajo a esto.
Soy más feliz de lo que jamás imaginé. Olivia sonrió, agradecida de tener a Logan a su lado. A pesar de todas las dificultades que habían enfrentado, sabían que ahora estaban construyendo una vida llena de amor y esperanza.
El embarazo unió aún más a la familia. Logan estuvo atento, siempre asegurándose de que Olivia estuviera cómoda, mientras que Harper y Hazel ansiaban la llegada de su hermanito. Cada detalle de la planificación estuvo lleno de cariño y alegría.
Sin embargo, como en cualquier viaje, hubo momentos de preocupación. Durante una revisión de rutina, el médico le recomendó a Olivia descansar más debido a un ligero riesgo de complicaciones. Al enterarse, Logan se puso aún más atento y se encargó de muchas tareas diarias para que Olivia pudiera relajarse.
—No quiero que te preocupes por nada más que por cuidarte a ti misma y al bebé —dijo con firmeza pero con dulzura. Olivia rió suavemente—. Me estás malcriando demasiado, Logan.
Mereces todo el cariño del mundo, Olivia. Los meses pasaron volando, y sin que se dieran cuenta, la fecha del parto estaba cerca. En una tarde tranquila, mientras una suave brisa mecía las cortinas, Olivia entró en labor de parto.
Logan mantuvo la calma, aunque sus emociones eran evidentes, y rápidamente la llevó al hospital. Horas después, el llanto de un bebé llenó la sala de partos, llenando de alegría indescriptible los corazones de todos. Era un niño, sano y fuerte.
Logan sostenía al bebé en brazos, abrumado por la emoción, mientras Olivia los miraba a ambos con lágrimas de felicidad. «Bienvenido a la familia, hijo mío», dijo Logan con la voz cargada de emoción. Harper y Hazel, que esperaban ansiosas en el pasillo, entraron para conocer a su hermano.
Estaban encantados y prometieron cuidarlo y protegerlo siempre. La vida en la mansión de Logan se sentía plena. Lo que antes parecía una familia inusual ahora era un ejemplo brillante de amor, unidad y resiliencia.
Cada desafío los había fortalecido, y el futuro parecía más brillante que nunca. Mientras Logan acunaba al bebé en brazos y los gemelos jugaban cerca, Olivia sintió que por fin había encontrado lo que siempre había anhelado: un hogar lleno de amor y personas dispuestas a hacer lo que fuera por los demás.