El terror se apoderó de Richard al mirar por la puerta y ver a Amelia aferrada, mirándolo fijamente con una mezcla de rabia y decepción.
“¡Creíste que me ibas a engañar!” gritó Amelia, su voz apenas audible sobre el ruido del motor.
Richard entró en pánico. Intentó deshacerse de ella nuevamente, pero para entonces Amelia ya había activado el segundo paso de su plan: un transmisor de emergencia conectado al sistema de vuelo, que enviaba señales en tiempo real a la torre de control.
En minutos, las autoridades aéreas fueron alertadas de una situación irregular. Un helicóptero privado con ruta desviada y un pasajero en peligro.
El Rescate
Richard, desesperado, trató de recuperar el control de la situación, pero la comunicación ya estaba interceptada. Dos helicópteros de rescate fueron enviados de inmediato hacia su ubicación.
Mientras tanto, Amelia, con una fuerza que sorprendió incluso a ella misma, logró impulsarse y volver al interior de la aeronave, ayudada por su instinto de supervivencia y el coraje de proteger la vida de su bebé.
La escena dentro del helicóptero fue tensa. Richard la miraba incrédulo, sudoroso, como si estuviera viendo a un fantasma. Amelia, con voz firme, le dijo:
“Se acabó, Richard. Ya no eres mi esposo, eres mi enemigo. Y el mundo entero sabrá lo que intentaste hacer.”