Seguramente te ha pasado que notas que la ducha ya no tiene la misma presión de agua que al inicio de instalarla. Y no es un problema con el suministro ni tampoco con la tubería. Quizás no ha notado que el cabezal se ha tornado de un color medio blanco y si lo observas bien notaras que tiene acumulación de un sedimento parecido a la cal.
Afortunadamente, es posible solucionar este problema con algunos trucos caseros que, además de limpiar la superficie del cabezal de la ducha, nos permiten destapar los orificios y volver a tener una presión de agua óptima.
Para limpiar un cabezal de ducha fijo: Llena una bolsa de plástico hasta la mitad con vinagre. Introduce el cabezal de la ducha en la bolsa de plástico y sujétalo con una brida. Deja el cabezal de la ducha en remojo durante toda la noche. A la mañana siguiente, retira la bolsa y frota el cabezal de la ducha con un cepillo de dientes. Por último, abre el grifo y deja correr el agua durante unos minutos.