“Tras ser expulsada de casa por su marido, recibió 500 dólares de su amante; tres días después, regresó y lo cambió todo…”

Grace abrió la puerta con cuidado. El aire olía a humo y alcohol derramado. Tiffany temblaba cerca de la mesa de centro, sobre la que yacía una gruesa camisa Manila.

Daniel se acercó a Grace con la voz ronca.

—Grace, no deberías estar aquí.

Tiffany, secándose las mejillas, susurró:

—Tiene derecho a saberlo. La mirada de Grace

Lissa extendió la mano hacia la camisa. La abrió, y lo que vio la dejó sin aliento.

Dentro: documentos: las transferencias bancarias secretas de Daniel, los activos de la empresa y los papeles del divorcio ya firmados, pero nunca presentados. También había una enmienda al acuerdo prenupcial que Daniel había falsificado unas semanas antes, despojando a Grace de todo.

La voz de Tiffany rompió el silencio:

—Me dijo que eras fría. Que ya no lo amabas. Pero descubrí… que también planeaba usarme. Para esconder dinero a mi nombre.

Daniel dio un paso.

—Tiffany, basta ya…

Ella lo fulminó con la mirada.

—No, Daniel. Te lo mereces.

Grace sintió que diez años se desmoronaban en un instante.

—Tú… planeabas destruirme por completo —susurró.

El rostro de Daniel se tensó.

—No es lo que piensas.

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