“Su esposa lo dejó a él y a sus cinco hijos — diez años después, ella regresó y se sorprendió al ver lo que había hecho.”

—“Vete ya,” le dijo a Sarah.

—“Lo prometí.”

—“Eso no borra todo. Pero… lo estás haciendo bien.”

Era lo más parecido a un perdón que le dio Lily—y Sarah sabía lo importante que era.

Más tarde esa noche, James miraba por la ventana de la cocina, observando a Sarah leerle a Emma en el sofá, con los gemelos a cada lado.

—“Ella es diferente,” dijo Lily, acercándose.

—“Tú también,” respondió James. —“Todos lo somos.”

Ella sonrió y puso una mano en su hombro.

—“Crié a cinco hijos maravillosos,” dijo. —“Pero ya no se trata solo de sobrevivir. Ahora se trata de sanar.”

Y por primera vez en mucho tiempo, la casa se sintió completa de nuevo—no porque todo volviera a ser como antes, sino porque todos habían crecido hacia algo nuevo.

Algo más fuerte.

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