Nos dirigimos hacia la zona de embarque, pero al llegar descubrimos que el vuelo de Claire había sido demorado “por razones operativas”. Ella palideció.
—Esto lo hizo él —dijo—. Tiene contactos aquí.
Aquello ya no era una simple ayuda improvisada. Se había convertido en un intento desesperado por proteger a una mujer perseguida por su propia familia… y yo era lo único que tenía a su lado.
Pero todavía no sabía lo peor.
Encontramos refugio temporal en una pequeña sala casi vacía, lejos de los pasillos principales del aeropuerto. Claire estaba sentada, respirando con dificultad, mientras yo vigilaba la puerta como si pudiera detener un ejército con mis manos vacías.
—Esto no puede seguir así —dije finalmente—. Necesitamos un plan.
—Hay algo que no te he dicho —respondió ella, sin levantar la vista.
Aquello me inquietó.
—Dime la verdad, Claire. Lo necesito para ayudarte.