Retracción hacia adentro, enrojecimiento, ardor o dolor.
Secreción por el pezón
Puede ser transparente, amarilla, con sangre o de aspecto lechoso (sin estar en periodo de lactancia).
Enrojecimiento o descamación en la piel del seno o pezón
Puede parecer una irritación, sarpullido o una herida que no cicatriza.
Dolor persistente en el seno o la axila
Aunque no siempre se presenta dolor, si es constante o nuevo, debe evaluarse.
Importante:
Estas señales no significan automáticamente que tengas cáncer, pero sí son una razón para consultar al médico lo antes posible.
La autoexploración mensual y las mamografías periódicas son claves para la detección temprana.
Cuida tu cuerpo, conoce tus senos y actúa a tiempo. Tu salud está en tus manos.