Se acerca la Navidad y, como siempre, comencé a prepararme para las vacaciones. Pero este año resultó más difícil de lo habitual. Mi pensión se retrasó y sólo pude comprar lo esencial.

Llamó a cada uno de ellos, pero las respuestas fueron las mismas: cada uno tenía sus propios problemas, falta de tiempo o dinero. Olga de alguna manera logró salir sola durante un mes más, hasta que de repente aparecieron en la puerta su hijo y una de sus hijas.

Parecería que ahora todo saldrá bien, pero no vinieron con dinero, sino con una oferta. Primero preguntaron a la madre sobre sus dificultades y luego le ofrecieron vender el apartamento de tres habitaciones, comprar un apartamento de una habitación y darles el dinero restante como gastos de mantenimiento.

Olga se sorprendió:

“Invertí toda mi vida en este departamento y tu padre trabajó incansablemente para que pudiéramos comprarlo”. Aquí pasó mi infancia y la tuya. ¿Y te ofreces a venderlo todo y pagarte como si yo fuera una especie de invitado?

El hijo intentó convencerla:

– Mamá, esto es razonable. Será más fácil en un apartamento de una habitación. Las facturas disminuirán, pero el dinero permanecerá.

Pero Olga se negó resueltamente:

– ¡No voy a vender nada! Si no quieres ayudar, ¡vete! Una vez en mi vida te pedí ayuda y ¡tú me hiciste esto!

Los niños no discutieron. Se marcharon, dejando a la madre en completa desesperación. Olga se sentó y lloró. Es amargo darse cuenta de que ya nadie te necesita, ni siquiera aquellos para quienes viviste y trabajaste. La opción de pedir dinero prestado a una vecina parecía desesperada, porque ella no sabía cómo pagar la deuda.

La única solución fue alquilar parte del apartamento. Quizás entre los extraños haya personas que sean más amables y atentas que sus familiares. Olga decidió que, en agradecimiento por la ayuda, podría dejar su casa a esos inquilinos. ¿Pero dónde encontrar a estas personas concienzudas?

La vida le mostró a Olga Mikhailovna que a veces incluso las personas más cercanas a ella pueden darle la espalda. ¿Quién tiene la culpa de esta actitud de los niños hacia su madre? ¿Qué harías si fueras Olga?

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