“Estabas tan seguro de ti mismo,” dijo Anna con amargura. “Tan decidido a tener éxito que no quería ser la carga que te frenaba. Y cuando finalmente empezaste a ganar dinero de verdad, cambiaste. Dejaste de venir a casa. Dejaste de verme. Un día me dijiste que necesitabas ‘enfocarte en tu futuro’—y ese futuro no incluía a mí.”
Ryan recordaba aquella noche en que dijo esas palabras. En ese momento, se había convencido a sí mismo de que era lo mejor. Ahora, sonaba cruel.
Anna apartó la vista. “Después de que te fuiste, todavía tenía tus deudas que pagar porque mi nombre estaba en todo. No pude terminar la escuela. Tomé cualquier trabajo que encontrara—limpiando, sirviendo mesas, lo que fuera para mantenerme viva.”
El pecho de Ryan dolía. “Anna… no sabía. Te juro que no sabía.”
Ella soltó una pequeña risa triste. “Por supuesto que no. Estabas demasiado ocupado en convertirte en el hombre que ahora eres.”
Ryan se inclinó hacia adelante. “Déjame ayudarte ahora. Déjame arreglar esto.”
Anna negó con la cabeza. “No quiero tu dinero, Ryan. Solo quiero que entiendas que tu éxito no fue gratis. Alguien lo pagó—solo que tú no te diste cuenta de que fui yo.”
Hubo un largo silencio.
“¿Me odias?” preguntó Ryan en voz baja.
Anna dudó. “No te odio. Una vez te amé demasiado como para odiarte por completo. Pero no confío en ti. Y no quiero volver a la mujer que renunció a todo por un hombre que ni siquiera la vio.”
Ryan tragó saliva con fuerza. “No espero que me perdones de la noche a la mañana. Pero… al menos, ¿puedes ayudar a aliviar tu carga? No por lástima—sino por gratitud.”
Anna lo miró por un largo momento, luego dijo suavemente: “Si realmente quieres eso, no solo escribe un cheque. Haz algo que realmente importe.”
Ryan asintió. “Dime qué te importa ahora.”
Ella miró alrededor del restaurante. “Hay un fondo de becas aquí para el personal que quiere volver a estudiar. He estado ahorrando para aplicar. Si realmente quieres ayudar, dona a ese fondo—ayuda a más que solo a mí.”
Ryan sintió un nudo en la garganta. “Lo haré. Y Anna… me aseguraré de que tengas la oportunidad que tú misma renunciaste por mí.”
Anna le dio una pequeña sonrisa cansada. “Gracias. Eso es todo lo que siempre quise.