Tan silenciosamente como una mujer que se cose un vestido para el futuro, sin saber aún para qué lo necesitará.
No estaba tramando venganza.
Simplemente sabía que todo pronto cambiaría.
Y si no me cuido, nadie lo hará.
Conversación
Eligió un día soleado. Recuerdo cómo la luz caía sobre las copas de cristal, reflejándose en la plata. Estaba de pie junto a la chimenea, tranquilo, sereno. Como si fuera a anunciar una decisión de negocios, no a arruinar la vida de otra persona.
—Lydia —dijo—, tenemos que hablar.
Asentí.
Lo sabía.
—Conoces a Vanessa… Ella… está embarazada.
Lo dijo con una entonación cuidadosa, como si estuviera probando las palabras.
—Quiero hacer esto bien —añadió, apartando la mirada—. Se merece estabilidad. Ella… será mi esposa.
Me incorporé, inmóvil.