—¡Papá, esa camarera se parece mucho a mamá! —El millonario se dio la vuelta y se quedó paralizado… ¡Su esposa había muerto!-Ga

El día que una desconocida se parecía a su difunta esposa
Era una lluviosa mañana de sábado cuando James Calder, un joven emprendedor tecnológico y padre viudo, entró en un pequeño café de barrio con su hija de cuatro años, Lily.
Hacía años que no sonreía. Desde la noche del accidente que se llevó a su esposa, Emily, el mundo se sentía más sombrío, más tranquilo, de una forma que ni siquiera el éxito y la riqueza podrían llenar.

El café olía a café tostado y pasteles calientes. Lily estaba sentada en una mesa junto a la ventana, balanceando los pies y tarareando una melodía que solo ella parecía conocer.
James repasó el menú, con la mente nublada por otra noche agitada.

Entonces Lily dijo algo que lo dejó sin aliento.

“Papá… esa señora se parece a mamá”.

James levantó la vista.
Al otro lado del local, una joven camarera reía con un cliente. Los mismos dulces ojos marrones. La misma sonrisa con hoyuelos. La misma inclinación de cabeza que una vez iluminó su mundo.

Su corazón se detuvo. ¿Emily?
Imposible.

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