Padre e hija desaparecidos en los Pirineos: cinco años después, unos senderistas descubren lo que estaba oculto en una grieta

—Esto cambia todo —dijo Morel—. Aquí estuvieron, pero se movieron. Y no solos.

La investigación final reveló que Aitor había sido visto en la zona por pastores locales. Una de las hipótesis más sólidas planteó que él encontró a Julián y Clara después del accidente. En vez de ayudar de inmediato, trató de resolver su conflicto personal con Julián, exigiendo explicaciones en un momento crítico. La discusión pudo haberse intensificado, provocando una separación forzada entre los adultos y dejando a Clara vulnerabilidad absoluta.

Aitor fue detenido provisionalmente, aunque insistió en su inocencia. Dijo que sí vio a Julián, pero que cuando regresó con ayuda, ya no estaban allí.

La pregunta que sigue sin respuesta es la más dolorosa: ¿qué pasó con Clara?

Los equipos ampliaron la búsqueda durante semanas. Se encontraron rastros aislados, pero nunca un cuerpo. Las autoridades ahora creen que Clara pudo haber sido acogida —o retenida— por alguien en una de las aldeas remotas, o haber intentado caminar por su cuenta en busca de ayuda.

El caso, reabierto cinco años después, continúa activo. Y aunque la montaña reveló gran parte de su secreto, aún oculta su verdad más importante.

La niña podría seguir viva.

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