paz.

EL GIRO
Una tranquila mañana de domingo, Emma pasó frente a su antigua casa, ahora de Jason. En el cubo de basura de afuera había rosas marchitas. Bolsas de regalo con aroma a perfume. Y, lo más impactante, copias arrugadas de correos electrónicos de Tiffany.
Se habían separado.
Se quedó allí parada en la acera un buen rato. Sin sonreír. Sin regodearse. Solo… respirando.
Más tarde diría:
Alejarme fue mi venganza. Sanar fue mi victoria.
CIERRE: LA ESTUFA, EL SIGNO, EL SÍMBOLO
La gente le preguntó a Emma si creía en las señales .
¿Su respuesta?
Sí. Me fui a casa ese día porque pensé que había dejado el fuego encendido.
Resulta que sí. Solo que no estaba en la estufa.
Hoy, Emma Parker habla públicamente sobre la negligencia emocional, la autoestima y la confianza en la intuición. Dice que agradece haberse olvidado de la estufa, porque la ayudó a encontrar la verdad.
Y a veces, la verdad es lo único que puede salvarnos.