NIÑA HUÉRFANA DE 4 AÑOS ERA GOLPEADA TODOS LOS DÍAS POR SU MADRASTRA POR PROTEGER A SU HERMANASTRO

Parecen estar pasando por dificultades. Los ojos de la anciana se llenaron de lágrimas contenidas. “Señor, si usted supiera lo que sucede allá adentro, aquellos pobres niños”, su voz falló y ella miró alrededor con miedo de ser oída. “¿Qué sucede?”, insistió él sintiendo el corazón acelerar.

La mujer que cuida de ellos, ella no es buena persona. Golpea a aquellos niños todos los días, principalmente a la niña. Yo ya intenté ayudar, pero tengo miedo de lo que ella pueda hacerme si descubre. La confirmación alcanzó al empresario como un puñetazo en el estómago. No había sido solo un episodio aislado, era un patrón sistemático de abuso que sucedía diariamente.

Sus puños se cerraron involuntariamente, una rabia diferente de cualquier cosa que ya había sentido en los negocios consumiendo su pecho. Y las autoridades, alguien ya intentó denunciar. La vecina rió amargamente. Señor, aquí nadie se mete en la vida de los otros. E incluso si alguien denunciara, “El sistema es lento, burocrático, hasta que resuelvan alguna cosa los niños pueden.” Ella no consiguió terminar la frase.

Aquella tarde, cuando regresó al despacho lujoso, el empresario no consiguió concentrarse en ninguno de los informes financieros que aguardaban su análisis. Los números que representaban millones en rentabilidad parecían insignificantes delante de la urgencia que sentía de actuar. Por primera vez en su carrera canceló todas las reuniones del día siguiente.

De vuelta a la casa humilde, la situación empeoraba a cada hora. La madrastra había regresado de más una sesión de juegos en los billares locales, habiendo perdido una cantidad considerable del dinero destinado a los niños. Su frustración y rabia buscaban un blanco, y ella lo encontró cuando descubrió que su medio hermano se había orinado por nerviosismo.

“Mocoso!”, gritó levantando la mano para golpear al niño asustado. Pero como siempre, la niña huérfana se puso enfrente, recibiendo el golpe destinado a su hermano. Esta vez, sin embargo, algo diferente sucedió. El impacto fue tan fuerte que ella voló algunos metros y golpeó su cabeza en la pared, permaneciendo inmóvil en el suelo por varios minutos.

El medio hermano, en pánico absoluto intentó despertar a la niña balanceando su cuerpecito inerte. Despierta, por favor, despierta. Lloraba desesperadamente. No me dejes solo. La madrastra, asustada con la posibilidad de haber ido demasiado lejos, verificó rápidamente si la niña aún respiraba. Cuando confirmó que sí, simplemente se retiró para su cuarto, dejando a los dos niños solos con el trauma y el dolor.

Fue en ese momento de desesperación que el medio hermano tomó una decisión desesperada. Con mucho esfuerzo consiguió cargar a su hermana inconsciente hasta la ventana y comenzó a gritar por ayuda, no importándole más las posibles consecuencias. Socorro, alguien que la ayude, por favor.

La vecina anciana oyó los gritos y corrió para ayudar entrando por la ventana baja de la casa. Al ver el estado de la niña, sus manos temblorosas verificaron sus señales vitales mientras lágrimas descendían por su rostro arrugado. “Dios mío, ¿qué te hizo esta vez?”, murmuró usando trapos húmedos para limpiar la sangre que escurría de un corte en la frente de la niña.

Cuando la niña finalmente despertó, horas después encontró a su hermano durmiendo a su lado, exhausto de tanto llorar, y a la vecina velando su sueño con cariño maternal, que hacía mucho no experimentaban. “¿Cómo te sientes, mi pequeña guerrera?”, preguntó la anciana con voz dulce. Dolorida, admitió la niña con honestidad, pero aún capaz de protegerlo. Eso lo que importa.

La vecina negó con la cabeza con admiración y tristeza. Nunca había visto tanta coraje y amor en alguien tan pequeño. En aquel momento, ella tomó una decisión que cambiaría todo. Mi querida, existe un hombre que ha estado por aquí haciendo preguntas sobre ustedes. Él parece ser alguien importante con dinero.

Tal vez, tal vez él pueda ayudar de verdad. La niña se sentó con dificultad, ignorando los dolores que recorrían todo su cuerpo lastimado. Un hombre, ¿qué tipo de hombre? ¿Rico, o bien vestido? Él preguntó sobre la situación de ustedes. Parecía preocupado de verdad. No es como los otros que fingen no ver nada. Por primera vez en meses, un sentimiento parecido con esperanza comenzó a crecer en el corazón herido de la niña.

Tal vez, solo tal vez, alguien con poder suficiente finalmente interviniera en favor de ellas. Pero la esperanza duró poco. La madrastra escogió exactamente aquel momento para regresar y al encontrar a la vecina dentro de su casa, su furia alcanzó niveles nunca vistos antes.

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