NIÑA DE 8 AÑOS GRITA “¡PAPÁ!” AL VER A UN MILLONARIO — Y LE MUESTRA UNA FOTO QUE LO DEJA EN SHOCK…

enfriando él se obsesionó con crecer con trabajar más horas con hacer contactos empezó a cancelar salidas a no contestar mensajes a llegar tarde laura no reclamaba mucho pero se le notaba en la mirada que algo no iba bien hasta que un día simplemente no volvió no hubo pelea solo un mensaje diciendo que necesitaba tiempo para ella que le deseaba lo mejor eduardo leyó eso y se quedó pensando unos minutos pero no insistió tenía la cabeza en otras cosas pensó que con el tiempo se le iba a pasar y se le pasó o al menos eso creyó
nunca se enteró de nada más nunca la buscó años después ya con más dinero con oficinas grandes y empleados bajo su mando sí se acordó de ella algunas veces pero siempre fue un recuerdo borroso como un eco que se va hasta ese día en el orfanato hasta esa niña con su foto hasta ese golpe seco en el corazón que le decía que tal vez solo tal vez había algo que él había dejado atrás sin saberlo y que ahora estaba ahí mirándolo con los mismos ojos de una mujer que ya no estaba Eduardo salió del orfanato con la cabeza hecha un lío subió a la camioneta sin
decir nada y se quedó viendo por la ventana sin mirar realmente su asistente Daniel notó que algo andaba mal pero no se atrevió a decir nada todavía lo conocía bien sabía que cuando Eduardo se quedaba callado no era por enojo era porque algo fuerte le estaba comiendo la cabeza por dentro en el trayecto de regreso a la ciudad Eduardo sacó la foto del saco y volvió a verla no era una casualidad no podía ser esa niña se parecía tanto a Laura que se le enchinaba la piel el gesto serio cuando fruncía el ceño la forma en que inclinaba la cabeza para escuchar hasta el lunar cerca del ojo derecho era como
ver una versión chiquita de esa mujer que conoció años atrás el corazón se le apretó de solo pensarlo recordó la última vez que vio a Laura una tarde lluviosa donde ella le había llevado café y él apenas la dejó entrar porque tenía llamadas pendientes ella le había dicho que estaba cansada que necesitaba sentirse vista y él solo le contestó que ese no era buen momento así se fue no volvió a saber de ella eduardo nunca imaginó que algo más había quedado de esa relación nunca sospechó que ella pudiera estar embarazada y ahora sin
aviso con todo lo que había construido con la vida tan diferente que tenía de pronto su pasado estaba de regreso pero no en forma de recuerdo ni de nostalgia sino en forma de una niña con una foto en la mano que lo llamaba papá cuando llegó a su departamento se dejó caer en el sillón sin quitarse siquiera los zapatos no encendió la tele no tocó el celular se quedó ahí solo con la cabeza en Laura y en esa niña pensó en llamar a alguien en preguntar por ella en buscar datos en internet pero no sabía por dónde empezar
ya no tenía contactos del pasado había cortado todo cuando empezó a crecer en los negocios pensó en su mamá en lo que diría si supiera que quizá tenía una nieta escondida pensó en lo que habría hecho Laura ¿por qué no le dijo nada ¿por qué guardarse algo así y si lo había buscado y él no lo notó tal vez había dejado señales y él estaba tan metido en sus cosas que no quiso verlas todo le dolía la culpa la duda la sorpresa el pasado se le vino encima como una ola pesada y no había manera de esquivarlo porque no
era solo un recuerdo era una vida una niña que merecía respuestas una historia que había seguido sin él y que ahora le estaba tocando la puerta esa misma noche Eduardo no pudo dormir daba vueltas en la cama como si tuviera hormigas en la espalda se levantó a tomar agua luego café luego se sentó frente a su computadora sin saber qué buscar abrió el navegador escribió el nombre completo de Laura luego lo borró luego volvió a escribirlo esta vez con su segundo apellido le salieron muchas lauras algunas vivían en otras ciudades otras tenían fotos con filtros de perrito una hasta era DJ pero ninguna era ella
eduardo se frustró sentía como si el mundo estuviera jugando con él ¿cómo era posible que no encontrara nada laura no era una mujer que se mostrara mucho en redes sociales eso ya lo sabía pero algo debía haber siguió buscando puso el nombre junto a la palabra obituario y ahí se le fue el alma al suelo apareció un nombre que coincidía junto con una nota pequeña de una página local decía que Laura de 35 años había fallecido hacía casi dos años tras una larga batalla contra el cáncer no había fotos solo palabras decía que dejó una hija decía que fue una mujer
luchona querida por los vecinos eduardo se quedó helado le dolieron los ojos de tanto leer esa nota una y otra vez el pecho se le apretó como si le hubieran aventado una piedra encima confirmarlo fue como si lo golpearan directo en la frente ahí estaba era verdad laura había muerto y sí tenía una hija eduardo se levantó de la silla caminó por el departamento sintió rabia tristeza impotencia le reclamó en silencio ¿por qué no me lo dijiste Laura ¿por qué te lo guardaste ¿por qué nunca me buscaste pero en el fondo sabía que las respuestas no iban a llegar ya no entonces decidió que no

podía quedarse cruzado de brazos llamó a Daniel a primera hora del día siguiente le dijo que necesitaba averiguar todo sobre esa niña pero sin que nadie lo notara daniel que ya intuía algo grave no preguntó mucho solo dijo que sí se movió rápido contactó a una amiga que trabajaba en una oficina del DIV y empezó a buscar registros tardaron un par de días pero finalmente lo encontraron la niña se llamaba Valeria Soto Ramírez tenía 8 años y había sido ingresada al orfanato Alegría de Niños dos años atrás justo después del fallecimiento de su madre Laura Soto
eduardo no necesitó más pruebas el corazón le dijo todo el apellido Ramírez lo había puesto ella su madre aunque él no supiera nada Laura quiso que su hija llevara su sangre su nombre eso le partió el alma porque entendió que ella sí había pensado en él que no lo había olvidado que tal vez aunque no lo buscó lo había tenido presente hasta el final eduardo pidió una copia del archivo lo leyó completo estaba ahí todo fecha de ingreso lugar de nacimiento detalles médicos notas de seguimiento y entre las hojas una carta
era una nota escrita a mano por Laura firmada con tinta azul dirigida a quien se haga cargo de mi hija si yo ya no estoy eduardo no podía creer lo que tenía frente a sus ojos las palabras de Laura eran simples claras contaba que la niña no tenía más familia que el padre no sabía nada porque ella lo decidió así que solo pedía que la cuidaran que le dieran amor que algún día si se daba la oportunidad buscaran al hombre de la foto así decía el hombre de la foto es su papá no lo odié solo no quise estorbarle pero mi hija lo merece todo
eduardo rompió en llanto no lo pudo evitar fue un llanto seco en silencio solo con la cara tapada y el cuerpo encorbado como si fuera un niño porque por fin lo entendió todo la verdad estaba ahí y ahora tenía que hacer algo con ella la historia de Laura se empezó a pintar con colores que nadie notaba al principio pero que se fueron haciendo más intensos con el tiempo y el dolor laura era una mujer fuerte y sencilla que trabajaba en una clínica pequeña para pagar la renta y tener lo suficiente para vivir sin pedirle nada a
nadie tenía una pasión por la pintura por eso cada cuadro que colgaba en las paredes de su depa tenía vida aunque la mayoría estuvieran torcidos por falta de un martillo decente cuando se enteró de que estaba embarazada no hubo gritos de alegría pero sí un brillo en sus ojos que lo decía todo no tenía planeado decírselo a Eduardo no todavía le tenía miedo al que dirán a arruinar lo que aún estaba comenzando pero el brillo duró poco porque apareció el cáncer meses después no fue noticia de primera plana fue esa palabra horrenda
que irrumpe en noches de silencios largos y que te obliga a dejar de creer en casualidades laura lo enfrentó como pudo con una charla con su médico al que le pedía que no usara palabras rimbombantes que hablara de frente él le decía que había que atacar rápido que no era momento para rendirse y ella le respondía mientras se pasaba la mano por la cabeza haz lo que tengas que hacer pero no me quites esto se refería al embarazo minutos después ella lloraba frente al espejo pero no por lo que le pasaba sino por lo que le podía pasarle a su hija a
la que ya quería sin haberla visto fue ahí donde decidió que él no se iba a enterar no porque no sintiera nada por Eduardo sino porque creyó que darle razones para que se quedara que lo amarrara con un secreto era egoísta pensó que lo mejor era esconderlo todo y hacerlo sola como lo hacía desde niña cuando caía mal la feria del pueblo y nadie te buscaba para jugar así que toda esa parte de su historia se cubrió con silencio las visitas al hospital las hacía sola las ecografías las miraba con él y su mejor amiga Olga le contaba lo
que veía nadie más sabía cuando las quimioterapias empezaron a quitarle el pelo ella se miraba al espejo y tocaba su barriga le decía “Aguanta chiquita que ya vamos a estar bien.” Alguna vez se atrevió a mandarle un mensaje a Eduardo para avisarle que algo andaba mal pero lo borró antes de enviarlo lo hizo porque no quería que su mundo se volteara de nuevo no quería que él la sintiera débil o perdida no le quería pasar esa carga encima así se fue consumiendo de a poco con la bata del hospital con el dolor en el estómago por los químicos con los cuadros que ya no
colgaba pero guardaba porque eran secretos suyos y con la ilusión de tener una hija que algún día conocería al padre y recibiría amor de los dos lados ese sueño fue lo último que la mantuvo de pie lo que la levantaba al despertar cuando aún estaba cansada de los tubos de suero en una carta había escrito que deseaba que tuviera un buen padre que no faltara en su vida y que no estuviera sola como ella lo estuvo alguna vez días antes de morir le puso la foto de Eduardo en un sobre y le dijo a la niña que si en algún momento aparecía un señor parecido lo mirara y si sentía algo le dijera a

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