Niña de 13 años embarazada, llevada a la sala de emergencias, le reveló una verdad al médico…
Era una mañana normal en el Hospital Westfield cuando la Dra. Lily Davis, una experimentada médico de urgencias, recibió una llamada que cambiaría su vida para siempre. Una niña, no mayor de trece años, estaba siendo llevada de urgencia a la sala de emergencias. Tenía un dolor intenso y sangraba, su rostro pálido de miedo. Su madre, frenética y visiblemente angustiada, se aferraba a su lado mientras el personal médico [trabajaba].
«Ayúdela, por favor», gritó la madre, mirando con impotencia a las enfermeras y los médicos.
La Dra. Davis tomó el control de inmediato, pidiendo un informe completo de los síntomas de la niña. Mientras el equipo médico trabajaba para estabilizar a la niña, la Dra. Davis notó que su abdomen estaba distendido, una señal de embarazo que era completamente inesperada para alguien tan joven. Los ojos de la niña estaban muy abiertos por el terror y temblaba incontrolablemente. La Dra. Davis intentó calmarla, preguntándole si sabía lo que estaba sucediendo.
«Yo… no sé cómo… cómo pasó esto», susurró la niña, con lágrimas corriendo por su rostro. «Solo estoy… asustada. No quiero estar… embarazada».
Su nombre era Emily Collins y, en ese momento, estaba en estado de shock. La Dra. Davis sabía que tenía que llegar al fondo de lo que estaba sucediendo. Mientras el personal médico trabajaba para estabilizar a Emily, la Dra. Davis se sentó tranquilamente a su lado, ofreciéndole consuelo. «Está bien, Emily. Vamos a ayudarte», dijo, aunque no pudo evitar sentir una punzada de incredulidad ante las circunstancias.