MILLONARIO PIERDE TODO! SÓLO LA EMPLEADA TUVO EL VALOR DE ALIMENTAR A SU BEBÉ

Millonario pierde todo. Solo la empleada tuvo el valor de alimentar a su bebé. Señor Santillán, los bancos han embargado todo. No queda ni un solo peso en sus cuentas. Rodrigo Santillan. Montemayor observaba desde el ventanal de su oficina en el piso 32 la ciudad de Playa del Carmen, extendiéndose ante él como un reino que alguna vez fue suyo.

Sus manos temblaban mientras sostenía el documento que acababa de recibir. Orden de embargo total de sus propiedades, 42 años de vida y en apenas 3 meses había perdido absolutamente todo. Imperio hotelero Santillán. Cinco hoteles de lujo en la Riviera Maya valorados en más de 200 millones de pesos, había colapsado como un castillo de naipes.

Su socio, Germán Villalobos, había huído del país llevándose consigo 80 millones de pesos y dejando deudas fraudulentas que ahora caían sobre los hombros de Rodrigo. Los acreedores, los bancos, los inversionistas, todos querían su cabeza. Don Rodrigo, necesito que firme estos papeles inmediatamente”, insistió el licenciado Fabián Guerrero, su abogado durante 15 años, aunque ahora su rostro mostraba una frialdad que Rodrigo nunca había visto.

Si no liquida las deudas en 48 horas, irá a prisión por fraude fiscal. Son 120 millones de pesos que debe al fisco. “Pero yo no sabía nada de las operaciones de Germán”, gritó Rodrigo estrellando su puño contra el escritorio de Caoba importada. “Fui engañado igual que todos.” Eso tendrá que demostrarlo en los tribunales, señor Santillán.

Mientras tanto, mis honorarios, bueno, sin un anticipo de 200,000 pesos, no podré seguir representándolo. Rodrigo sintió como la habitación giraba a su alrededor. 200,000 pesos. Una cantidad que antes gastaba en un solo fin de semana, ahora era una cifra imposible de reunir. Observó a su abogado levantarse, ajustarse el saco italiano que él mismo le había regalado en Navidad y caminar hacia la puerta sin voltear atrás. Espere, licenciado. Fabián, por favor.

15 años hemos trabajado juntos. Mi esposa Isabela desapareció hace 6 meses y nadie sabe dónde está. Tengo un bebé de 8 meses. Mi pequeño Sebastián no puede abandonarme ahora. Fabián Guerrero se detuvo en el umbral, su mano ya sobre el picaporte dorado. Señor Santillán, en este negocio no hay lugar para sentimientos.

Cuando tenía dinero, usted mismo me enseñó eso. Recuerde cuando despidió a 40 empleados antes de Navidad porque necesitaba reducir costos para comprar su yate. Buena suerte. La puerta se cerró con un sonido que resonó como una sentencia final. Rodrigo caminó hacia el bar de su oficina y sirvió whisky escocés en un vaso de cristal.

Sus manos temblaban tanto que derramó la mitad del líquido ámbar sobre el mármol. Se lo bebió de un trago, sintiendo como el alcohol quemaba su garganta, pero ni siquiera eso podía quemar el hielo que se había instalado en su pecho. El teléfono sobre su escritorio comenzó a sonar. Rodrigo lo ignoró.

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