Millonario encontró a su empleada amamantando a su bebé y tomó una decisión que nadie esperabas.

El martes había estado en la oficina, pero hubiera podido acompañarlas si se lo hubiera pedido.

La próxima vez avísame.

Puedo llevarlas en el coche.

Es más cómodo que el transporte público.

Camila lo miró con expresión indescifrable.

No quiero abusar de su de tu amabilidad.

No es abusar.

Somos se detuvo buscando la palabra correcta.

Somos un equipo ahora, ¿no? Antes de que Camila pudiera responder, Isabela comenzó a llorar.

No su llanto normal de hambre o sueño, sino algo más urgente, más angustiado.

Está muy caliente, dijo Alejandro inmediatamente, sintiendo la temperatura de la bebé contra su pecho.

Camila dejó caer la cuchara de madera, acercándose rápidamente para tocar la frente de Isabela.

tiene fiebre alta.

En minutos habían empacado una bolsa y estaban en el coche de Alejandro rumbo al Hospital Ángeles del Pedregal.

Camila había sugerido ir al IMS, pero Alejandro había insistido en su hospital privado.

“Tendrán que esperar horas en el IMS un viernes por la noche”, argumentó mientras manejaba.

Isabella necesita atención inmediata.

En el hospital privado, el apellido Mendoza abrió puertas instantáneamente.

Un pediatra los atendió en menos de 10 minutos.

Isabella fue examinada exhaustivamente y los resultados de laboratorio llegaron en media hora.

Infección viral leve, explicó el doctor.

Muy común en bebés de su edad.

Con medicamento y mucho líquido, estará bien en unos días.

En el coche de regreso, Isabela dormía tranquila en su asiento, la fiebre ya comenzando a bajar con el antipirético.

“Gracias”, dijo Camila suavemente.

“No sé qué habría hecho sin tu ayuda.

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