Me quedé helada.
La conocía.
Mariana Ríos —cajera en la oficina de Daniel— joven, bonita, siempre sonriendo cuando yo iba a recogerlo al trabajo.
Seguí revisando y encontré varias transacciones más, más pequeñas pero repetidas constantemente.
No cabía ninguna duda.
Llamé de inmediato a mi abogado, Sergio López, que ya había asistido a mi empresa en asuntos legales. Le conté todo.
El abogado habló con gravedad:
—Laura, esto no es solo un asunto de infidelidad. Creo que están intentando apropiarse de los bienes comunes. Especialmente aprovechando que usted estaba por salir de viaje, les resulta muy fácil engañarla.
Mi corazón cayó al suelo.
El abogado me indicó:
—Mantenga la calma. Haré que alguien verifique los movimientos bancarios. En tres días tendremos los resultados.
Tres días.
Tres días para descubrir si mi esposo realmente estaba vaciando todo.
Día 2 – Los documentos ocultos
Al día siguiente por la tarde, fui a recoger a Mateo. Subió al coche y susurró:
—Mamá… esta mañana escuché a papá hablar por teléfono. Dijo que hoy terminarían con los papeles.