Mi Esposo Me Llamó ‘Vieja’ Por Su Amante. Pero Cuando Yo Empecé… ¿Él Lo Perdió Todo.

Elena, ¿qué sorpresa? Podrías haber avisado. Tengo que informarte para venir a ver a Sofía. replicó Elena sin ceder un ápice. Javier frunció el ceño y se volvió hacia mí. Sofía, ¿estás lista? Mamá acaba de llamar otra vez metiendo prisa. No voy dije apurando tranquilamente el último sorbo de café. ¿Cómo? El rostro de Javier se ensombreció. Deja de bromear. Te pido perdón por lo de anoche. Lo de anoche, fingí ignorancia. Ah, ¿te refieres a cuando me llamaste vieja y planeabas robarme el patrimonio?

El rostro de Javier se puso rojo como un tomate. Miró de reojo a Elena y bajó la voz. Hablemos de esto en privado. No es necesario. Saqué mi móvil y reproduje la grabación. La voz de Javier sonó con claridad. ¿Qué importa esa vieja? Si mi padre no me hubiera obligado a casarme con alguien de nuestro nivel en aquel entonces, ¿crees que la habría mirado siquiera? El rostro de Javier pasó del rojo al blanco. Intentó arrebatarme el móvil, pero Elena se interpuso de un paso.

Señor Mendoza, ¿piensa ponerle una mano encima? Sofía, ¿me has grabado? Javier me miró con incredulidad. ¿Cuándo te has vuelto así? Así como dejé de creerme tus mentiras o aprendí a defenderme? Javier respiró hondo y recuperó su expresión arrogante. Sofía, esas eran solo palabras para contentar a una clienta. Ya sabes, el mundo de los negocios es una guerra. A veces no tienes más remedio que no tener más remedio que acostarte con ella, comprarle un piso y llevarla de vacaciones al extranjero con nuestro dinero.

A cada palabra daba un paso hacia él. Javier retrocedió. ¿Crees que todavía soy la niña de entonces que cae rendida con unas pocas palabras dulces? Javier se quedó sin habla por un momento, abrumado por mi ímpetu. Aproveché para sacar una copia del acuerdo de divorcio. Ya lo has firmado, así que no sigamos con esta farsa. Según el acuerdo, esta villa es mía y el resto de los bienes gananciales se reparten a la mitad. Sonreí con malicia. Por supuesto, si insistes en ir a juicio, no me importa presentar el asunto de la señorita Fuentes y estas fotos ante el tribunal.

Al ver las fotos, Javier finalmente mostró signos de pánico. ¿Me has estado investigando? Lo mismo digo. ¿Tú también has estado investigando el estado financiero de la empresa de mi padre? No. Esta frase pareció tocarle un nervio. Su expresión se volvió repentinamente feroz. Así que este era tu plan desde el principio, Sofía. ¿Crees que puedes llevarte parte del patrimonio de mi familia con un divorcio? Sigue soñando. No me interesa el patrimonio de tu familia, dije con calma. Solo quiero recuperar mi parte.

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