Mi nombre es Valeria, tengo 42 años y lo que les voy a contar hoy cambió completamente mi perspectiva sobre el matrimonio, la familia y sobre todo sobre el valor que una mujer debe darse a sí misma. Estaba sentada en mi oficina privada revisando los estados financieros del trimestre cuando recibí ese mensaje de WhatsApp que detonaría todo.
Era de mi cuñada Sofía, la hermana menor de mi esposo Ricardo. El mensaje era simple pero devastador. Valeria, sé que esto es incómodo, pero necesito preguntarte algo. ¿Por qué decidiste no venir a mi boda? Ricardo nos dijo que preferías quedarte trabajando ese fin de semana. Solo quería asegurarme de que no hice algo que te molestara. Mis manos comenzaron a temblar mientras releía el mensaje una y otra vez. La sangre se meeló en las venas y sentí como el mundo que había construido durante 15 años de matrimonio comenzaba a desmoronarse como un castillo de naipes.
Porque yo no había decidido no ir a esa boda. De hecho, ni siquiera sabía que la fecha ya estaba confirmada. Para que entiendan la magnitud de esta traición, necesito contarles cómo llegué hasta aquí. Mi historia con Ricardo comenzó hace 17 años, cuando ambos trabajábamos en una empresa de consultoría en el centro de la ciudad. Yo era gerente de proyectos con un MBA recién terminado y toda la ambición del mundo corriendo por mis venas. Ricardo era el contador estrella del departamento financiero, 3 años mayor que yo, con esos ojos color miel que me hipnotizaron desde el primer día.
Nuestra historia de amor parecía sacada de una película romántica. Él era, atento, detallista, me llevaba flores todos los viernes y me escribía notas de amor que dejaba escondidas en mi escritorio. Recuerdo perfectamente nuestra primera cita. me llevó a un restaurante italiano en la zona más exclusiva de la ciudad y mientras compartíamos una botella de vino tinto, me habló de sus sueños, de cómo quería formar una familia tradicional, pero con una mujer fuerte e independiente como yo. Valeria, me dijo aquella noche, tomando mi mano entre las suyas, eres exactamente el tipo de mujer con la que siempre soñé casarme.