Luego añade al bol el huevo, 60 g de mantequilla derretida, el azúcar de vainilla y la sal. Mezclar todo bien nuevamente y agregar poco a poco la harina tamizada. Normalmente se necesitan entre 400 y 420 g.
Puedes amasar la masa a mano o con una batidora. Rápidamente se formará un grumo, tras lo cual lo amasamos durante otros 5 minutos hasta obtener una masa suave, elástica y que no se pegue a las manos.
Engrasar el bol con la masa con aceite vegetal, tapar y colocar en un lugar cálido para que suba. Yo suelo utilizar un horno eléctrico a 40 grados.
Después de 40 minutos la masa subirá y aumentará de volumen. Lo ponemos sobre la mesa y lo dividimos en dos partes iguales. La masa es fácil de procesar, no se pega y no requiere harina adicional.
Formamos una “salchicha” con cada parte y la dividimos en seis partes, dando como resultado 12 trozos. De cada pieza formamos una bolsita y la redondeamos.
Enrolle cada bola formando un óvalo, ponga el relleno en el medio, fije los bordes y pellizque. Es muy importante hacerlo con cuidado para que el relleno no se salga.
Formamos pasteles limpios con la masa y los colocamos en una bandeja para hornear forrada con papel de horno. Cúbrelos y déjalos reposar durante 20-30 minutos.
Luego mezcle la yema con la leche, cubra las tartas con la mezcla resultante y colóquelas en el horno, precalentado a 180 grados, durante 18-20 minutos.
Los pasteles crecen perfectamente, se vuelven dorados y fragantes. Déjalos enfriar después de hornearlos.
Estas tartas quedan muy suaves y apetecibles, con un rico relleno de manzana.
Si tienes una familia numerosa o estás esperando invitados, no dudes en preparar una ración doble. Son ideales con té o café por la mañana o como merienda.
¡Buen provecho y disfruta cocinando!