Mandó a su esposa al manicomio para casarse con su amante, pero en plena boda ella apareció en un superdeportivo con un “regalo” que lo destruyó todo…

Ella no contestó, solo sonrió. Avanzó hasta el escenario y entregó la caja a Camila. Su voz sonó clara, resonando en el salón lleno de curiosos:
— Felicidades a los dos. Este es mi regalo de bodas. Les aseguro que jamás podrán olvidarlo.

Camila, temblorosa, abrió la caja. En su interior no había bombas ni armas, sino un fajo de documentos oficiales: títulos de propiedad de toda la cadena de restaurantes y el contrato de traspaso firmado por Rodrigo.

Mariana continuó con calma:
— Todo lo que él tiene hoy se construyó con mi sacrificio, mi capital y mis esfuerzos. Pero ya vendí todas mis acciones al socio mayoritario de la empresa. Desde ahora, Rodrigo no es nada más que “el novio traidor” en esta boda.

Un murmullo de conmoción recorrió el lugar. Los empresarios influyentes comenzaron a levantarse y a salir, los teléfonos sonaban sin parar. Rodrigo se desplomó en shock, mientras Camila abrazaba la caja como si quemara en sus manos.

Mariana lo miró con una sonrisa amarga:
— Yo no estoy loca, nunca lo estuve. El loco eres tú… por pensar que podías enterrarme para vivir con tu amante.

Con esas palabras, se dio la vuelta y salió del salón bajo las miradas atónitas. Algunos invitados la aplaudieron en señal de respeto. El motor del deportivo volvió a rugir y, entre la nube de humo, Mariana desapareció, dejando atrás una boda convertida en cenizas desde el primer instante.

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