“Estamos ocupados con la consulta de bodas de tu hermana. ¿Podemos hablar después?” fue lo único que escuchó al otro lado de la línea.
Esa respuesta fue una cuchillada directa al corazón. Ella estaba enfrentando la incertidumbre de un diagnóstico grave, y su madre, que siempre había sido distante, ni siquiera se detuvo para darle un momento de apoyo. En ese momento, comprendió que no podía contar con su familia para enfrentar lo que venía. En un acto de valentía, decidida a no hundirse, encontró en su hija, Eliia, el apoyo incondicional que tanto necesitaba.
Eliia, con apenas 10 años, no solo era su hija, sino su amiga, su compañera de lucha. Eliia sabía lo que significaba el dolor, la preocupación, y, sin embargo, se mantenía firme al lado de su madre. Cada día, cuando Denise regresaba de su tratamiento de quimioterapia, Eliia estaba allí, esperándola con un vaso de agua y su fiel rana de peluche, Henry. Aunque su hija era pequeña, la madurez y la fortaleza que mostraba eran más grandes de lo que cualquier adulto podría esperar. Eliia se convirtió en el faro de luz que guiaba a Denise en los momentos más oscuros.
El Desdén de los Padres: Un Amor Condicional
Aunque la vida de Denise cambiaba a una velocidad alarmante, su relación con sus padres permaneció inmutable, sumida en la indiferencia y el egoísmo. Cada vez que Denise trataba de acercarse a ellos, buscando un poco de apoyo emocional, la respuesta era la misma: evasivas, excusas, y la constante comparación con su hermana menor, Madison, que estaba ocupada con su boda.
Los mensajes que Denise enviaba sobre su salud recibían respuestas vagas, casi desinteresadas. Un correo electrónico, en particular, fue el punto culminante de esa indiferencia. El asunto decía: “Pregunta rápida” y estaba relacionado con dinero, algo que para sus padres parecía ser la única preocupación en sus vidas.
Denise abrió el correo, esperando quizás una muestra de interés por su bienestar. Pero no. No había ni una palabra sobre su salud, ni un simple “¿cómo estás?”. Solo una petición económica: “3,000 dólares para la boda”.
