Uno de los recuerdos que más atesora fue su visita junto a Laura Esquibel, una mujer paraguaya, quien relató con emoción que tuvo la oportunidad de encontrarse en varias ocasiones con Francisco: “Lo vi siete veces, almorzamos juntos. Me agradaba mucho”, comentó.
Desde el sepelio, Geneviève ha optado por mantener un perfil bajo. En sus propias palabras: “No quiero hablar con nadie… es demasiado doloroso. Lo apreciaba profundamente, eso es todo”.
Más de 250.000 personas acudieron a la basílica para rendir homenaje al pontífice, y la plaza de San Pedro se llenó de fieles, figuras públicas y líderes mundiales, entre ellos Donald Trump, el príncipe William, Keir Starmer, Volodymyr Zelenskyy, y los reyes de España, Felipe VI y doña Letizia.
La imagen de Geneviève despidiéndose del papa Francisco se convirtió en un símbolo de afecto genuino y de la huella espiritual que dejó en quienes lo conocieron. Fue un momento que trascendió protocolos y recordó al mundo la dimensión profundamente humana del liderazgo religioso.