El hospital intentó salvar su imagen. Hail anunció:
“Le levantan la suspensión”.
Pero el general no se detuvo ahí:
“Levantar una sanción no borra la culpa de haberla impuesto”.
Exigió un cambio: para Clare, pero también para todos los veteranos, todas las personas sin hogar, todas las enfermeras atrapadas entre la compasión y la norma.
Fue entonces cuando Walter entró, apoyado en un bastón, vivo, agradecido, testimonio viviente de cómo el gesto de Clare le había salvado la vida.
Del castigo al legado
El hospital cedió. Clare no solo fue readmitida, sino que también recibió un ascenso: Gerente de Atención a Veteranos.
Se instaló una placa en el vestíbulo:
“Dedicado a quienes prefieren la compasión al protocolo”.
Walter regresaba con frecuencia, llevándole café o banderitas, recordándole a todos lo que un solo acto de valentía podía significar.
La ley que siguió