La continuación de la historia

Tras un rato, respondió:

«Estoy bien. Por fin estoy bien.»

Y por primera vez lo sintió de verdad.

Casi seis meses después de su partida, un viernes por la noche, Luca envió su último mensaje:

«Clara y el bebé están bien ya. Sé que te hice daño. Sé que no vi nada de lo que llevabas sola. Tuviste que irte para que yo entendiera. No te pido que vuelvas. Solo… quería darte las gracias por todo lo que hiciste cuando yo ni siquiera lo veía.»

Emma lo leyó dos veces. No sintió ni dolor, ni nostalgia. Solo una paz tibia, madura.

Respondió:

«Me alegra que Clara y el bebé estén bien. Cuida de ellos.»

Y nada más.

Luego dejó el teléfono, salió al pequeño balcón de su apartamento y miró las luces de la ciudad. Por primera vez, no sintió que huía de algo.

Por primera vez, supo que caminaba hacia algo.

Hacia sí misma.

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