JEFE DISFRAZADO VA A SU TALLER Y VE AL GERENTE HUMILLANDO A LA MECÁNICA, PERO ÉL…-Ga

Durante los siguientes 47 minutos todo el taller observó en silencio absoluto. Camila limpió meticulosamente cada pin con alcohol isopropílico, aplicó grasa dieléctrica específica en las conexiones y reconectó todo con una precisión milimétrica. Luego vino la parte más compleja. la recalibración del software, conectó la computadora de diagnóstico y navegó por menús técnicos que los otros mecánicos ni sabían que existían. Módulo 47. Gestión de tracción, murmuró mientras tecleaba. Procedimiento de recalibración básica. Valores de fábrica, confirmación de parámetros. Finalmente, después de exactamente 47 minutos de trabajo impecable, Camila se incorporó y miró a Rodrigo.

Su Lamborghini está listo, señor. El sistema de tracción integral ya funciona perfectamente. Rodrigo subió al auto con el corazón en la boca, encendió el motor, activó el modo sport plus y comenzó a probar el sistema de tracción en el estacionamiento del taller. El Lamborghini respondía como una bestia perfectamente domesticada. La tracción se distribuía suavemente entre ambos ejes. El sistema ala funcionaba sin fallas y el rugido del B10 sonaba más perfecto que nunca. Increíble! Gritó Rodrigo bajando del auto con una sonrisa enorme.

Nunca había funcionado tan bien, ni cuando era nuevo se acercó a Camila y le entregó un billete de 5000 pesos. Señorita, usted es una genio. ¿Cómo aprendió tanto? Mi papacito me enseñó, respondió Camila con lágrimas en los ojos. Él siempre decía que cada motor tiene alma y hay que escucharla con respeto. Fabián estaba paralizado con la boca abierta como pescado fuera del agua. Los otros mecánicos miraban a Camila como si hubiera bajado de otro planeta y Mario.

Mario sonreía con un orgullo que no podía ocultar, pero la historia apenas comenzaba, porque lo que iba a pasar después iba a cambiar todo para siempre. Queridos hermanos, todo. Ay, queridos hermanos del alma, lo que van a escuchar ahora es el momento más poderoso de toda esta historia. Preparen sus corazones, porque la justicia divina va a caer como rayo sobre quienes lo merecen. El silencio en talleres supremos era tan profundo que se podía escuchar hasta el zumbido de las lámparas fluorescentes.

Rodrigo acababa de irse en su Lamborghini rugiendo de felicidad, pero dentro del taller había una tensión que se podía cortar con navaja. Fabián caminaba en círculos como animal enjaulado. Sus pensamientos, esto no puede estar pasando. Una mujer no puede saber más que yo. Es imposible. Su cara estaba roja de vergüenza y coraje mezclados. Los otros mecánicos, Antonio, Roberto y Manuel, miraban a Camila con una mezcla de asombro y respeto que jamás habían sentido hacia ella. Los pensamientos de Antonio.

Dios santo, llevamos 15 años haciendo esto y esta muchachita nos acaba de dar una lección que jamás vamos a olvidar. Pero Mario, nuestro Marcos disfrazado, tenía el corazón latiéndole como tambor. Ya no podía aguantar más esta farsa. Ver el talento extraordinario de Camila, presenciar la injusticia de Fabián y darse cuenta de que en su propia empresa se estaba desperdiciando un genio, era demasiado. Camila le dijo acercándose, eso que acabas de hacer fue extraordinario. ¿Dónde aprendiste tanto? Los ojos de Camila se iluminaron con una tristeza hermosa.

Mi papacito, don Aurelio, me enseñó desde pequeñita. Él trabajó 40 años con carros clásicos. Siempre me decía, “Pequeñita, un mecánico de verdad no solo arregla motores, los entiende, los respeta, los escucha. Él está enfermo ahora y por eso necesito este trabajo para comprar sus medicinas.” Los pensamientos de Marcos. Esta muchacha es exactamente lo que necesita mi empresa. Talento puro, corazón noble y una ética de trabajo que ya no se ve. Pero Fabián no podía aceptar lo que había presenciado.

Su orgullo machista estaba destrozado. Se acercó furioso a Mario. Oiga, Hernández, usted que es recomendado del señor Marcos, dígale a esta mujer que lo que pasó fue pura suerte. Las mujeres no entienden de mecánica. Fue casualidad, una racha de suerte que no va a repetirse jamás. Y entonces, entonces pasó algo que nadie esperaba. Marcos respiró profundo, se quitó lentamente el boné desgastado, luego los lentes oscuros y finalmente se arrancó la barba postiza de un tirón. El silencio que siguió fue ensordecedor.

Antonio se dejó caer sobre una silla. Roberto se agarró de una mesa para no caerse. Manuel se quedó con la boca abierta como pescado. Y Fabián, ay, Dios santo, Fabián se puso blanco como papel y comenzó a temblar de los pies a la cabeza. Buenas tardes dijo Marcos con su voz natural, clara y autoritaria. Soy Marcos Alejandro Herrera Castellanos, dueño de esta empresa y de 46 talleres más en todo México. Fabián literalmente se desplomó. Sus rodillas no pudieron sostenerlo más y cayó sentado al piso temblando como hoja en tempestad.

“Señor, señor Marcos”, balbuceó con voz quebrada. “Yo, yo no sabía. Yo silencio. Rugió Marcos con una autoridad que hizo temblar las paredes. Durante los últimos tres días he observado cómo manejas mi empresa. He visto cómo humillas a una empleada extraordinaria. ¿Cómo desperdicias talento? ¿Cómo tratas a los clientes? ¿Y cómo has convertido mi taller en un lugar tóxico? Camila estaba pasmada, sin poder procesar lo que estaba sucediendo, sus pensamientos. El señor Mario es es el dueño de todo esto, el mismísimo señor Marcos.

Leave a Comment