Brandon temblaba.
El bullicio de la recepción desapareció.
Como si el mundo se detuviera y su perfecta imagen… cayera.
Desde un rincón, Bianca sintió la tensión.
Se acercó furiosa, envuelta en seda y diamantes.
“¿Qué está pasando?”
Brandon no pudo responder.
Hannah se acercó firme.
“Perdona que arruine tu gran día.
Solo vine a devolverte algo que Brandon dejó atrás — una parte de su pasado que intentó olvidar.”
Bianca miró a la joven.
“¿Es una broma?”
“Me gustaría que lo fuera,” dijo Hannah. “Pero Lily es tu hija.”
La cara de Bianca se llenó de ira.
“¿Lo sabías?” le espetó a Brandon.
“¿Lo ocultaste?”
“Yo… no lo sabía…”
Lily tiró del vestido de Hannah.
“Mamá, ¿nos vamos ya?”
“Sí, cariño,” dijo Hannah dulcemente.
Por última vez, se acercó a Brandon.
“No diré nada.
Pero si quieres ‘cierre’, aquí lo tienes.”
Y se fue.
La boda continuó… pero el brillo se había ido.
Susurros entre los invitados.
Bianca se negó a tomar fotos.
Y Brandon, silencioso, mirando una foto tomada por alguien —
Lily, tomada de la mano de Hannah, sonriendo…
sin saber que acababa de destruir el mundo de un millonario.
Días después