Golpearon a un anciano sin saber quién era su hijo y entonces sucedió algo inesperado…

Vaya, parece que tu prueba acaba de desaparecer. Harold observó la eliminación con calma y aceptación en lugar de pánico. “No pasa nada”, dijo en voz baja. “Hay otras formas de documentar lo que ha pasado aquí hoy.” “¿Qué quieres decir con eso?”, exigió Derek. Pero Harold ya había activado discretamente algo en el bolsillo de su chaqueta, un segundo dispositivo de emergencia de grado militar que Derek no había visto. La respuesta fue inmediata. una breve vibración que confirmaba que se había recibido el mensaje y que se había bloqueado la ubicación GPS.

La expresión de Harold cambió sutilmente. El anciano desesperado se desvaneció, sustituido por alguien que parecía simplemente esperar. “Tenéis unos 5 minutos para reconsiderar vuestras acciones”, dijo Harold en voz baja, mirando su reloj una vez más. 302 pm. Derek y Tony intercambiaron miradas, ambos sintiendo un escalofrío inexplicable a pesar de la posición indefensa de Harold en el suelo. Derek se guardó el teléfono de Harold en el bolsillo y observó la escena. Troos de bastón rotos esparcidos por el mármol, fragmentos de pastillas reducidos a polvo y un anciano sentado indefenso en el frío suelo.

Tenemos que terminar con esto antes de que aparezca la dirección del centro comercial haciendo preguntas. Tony asintió nervioso. Sí, quizá nos hemos pasado un poco. Deberíamos ayudarle a levantarse y acompañarle fuera discretamente. Ayudarle después de todo el lío que ha montado. Se burló Derek. ya se las apañará para levantarse solo. Harold permaneció sentado sin intentar levantarse. Tenía la mano apoyada casualmente en el bolsillo de la chaqueta, donde un segundo teléfono, de grado militar, encriptado y prácticamente indestructible, vibraba en silencio con un mensaje entrante.

Sin mirar, los dedos experimentados de Harold encontraron el botón de alerta de emergencia. Tres pulsaciones rápidas enviaron una señal de socorro automática con coordenadas GPS precisas a una lista de contactos prioritarios que haría que a ambos guardias se les celara la sangre si supieran que existía. La respuesta llegó en cuestión de segundos. Señal recibida. Tiempo estimado de llegada, 4 minutos. Mantengan la posición. Harold borró el hilo de mensajes con eficiencia entrenada, sin que su rostro delatara nada de la comunicación que acababa de tener lugar.

“Estás muy tranquilo para alguien en tu situación”, observó Derek con recelo. “La mayoría de la gente estaría suplicando a estas alturas.” Harold levantó la vista con una mirada que parecía diferente, más clara, más concentrada. Hace mucho tiempo que aprendí que el pánico no sirve de nada. Mi hijo siempre decía que la caballería llega cuando más la necesitas, no cuando más la deseas. Ya está otra vez con su hijo imaginario, murmuró Tony, pero su voz había perdido la confianza anterior.

Leave a Comment