Fue tentado en el campamento, luego el comandante se congeló al ver el tatuaje en su espalda …

Volvamos a ese patio de entrenamiento donde todo está a punto de cambiar. Olivia Mitchell llega a las instalaciones de la OTAN en una vieja camioneta que parece haber visto décadas mejores. La pintura se descascaró, las llantas estaban cubiertas de barro de algún camino olvidado, y cuando se bajó, todos gritaron “normal”.

Sus jeans estaban arrugados, su cortavientos se desvaneció a un verde indeterminado y sus zapatillas tenían agujeros donde la niebla de la mañana penetraba en sus calcetines. Nadie hubiera adivinado que provenía de una de las familias más ricas del país, creciendo en un mundo de tutores privados y fincas amuralladas. Pero Olivia no trajo ese mundo con ella.

No había etiquetas de diseñador, ni uñas arregladas, solo una cara simple y ropa que parecía haber sido lavada cien veces. Su mochila estaba levantada con una correa rígida y sus botas estaban tan gastadas que un veterano sin hogar podría haber pertenecido.

Pero no es solo su apariencia lo que la distingue, es su silencio. La forma en que estaba de pie con las manos en los bolsillos, observando la conmoción del campamento como si esperara una señal que solo él podía escuchar. Mientras los otros cadetes se pavoneaban con confianza agresiva, cada uno midiéndose en privilegio y juventud, Olivia solo miraba.

El primer día fue diseñado como una prueba de fuego. El capitán Harrow, instructor jefe, era un hombre grande con una voz capaz de contener la conmoción y hombros que parecían tallados en granito. Deambuló por el patio, examinando a los cadetes con el cálculo de la mirada de un depredador recogiendo presas.

“Tú”, ladró, señalando directamente a Olivia. “¿Cuál es tu problema? ¿Está usted en el personal de suministros?”

El grupo estaba hablando. Madison Brooks, con un ombligo rubio perfecto y una sonrisa que nunca llegó a sus ojos, le susurró al cadete a su lado en voz alta para que todos lo escucharan: “Apuesto a que estás aquí para cumplir con la cuota de diversidad, el problema de género, ¿verdad?”

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