Estaba ahí embarazada de 7 meses durmiendo en el banco frío de la plaza cuando un hombre de traje se detuvo frente a ella nadie esperaba lo que él haría después marina Fernández nunca pensó que un simple examen médico cambiaría toda su vida para siempre tenía 22 años trabajaba en una pequeña librería del centro y vivía con sus padres en una casa modesta pero llena de amor o eso creía ella todo se vino abajo un martes por la tarde cuando llegó a casa con el resultado en las manos y el corazón latiendo como un tambor
descontrolado “mamá papá necesito hablar con ustedes” dijo mientras dejaba su bolso en la mesa del comedor rosa Fernández estaba preparando la cena en la cocina mientras que su padre Miguel leía el periódico en su silla favorita eran personas trabajadoras religiosas que habían criado a Marina con valores tradicionales muy estrictos rosa se secó las manos en el delantal y se acercó con esa sonrisa maternal que siempre había sido el refugio de Marina en los momentos difíciles miguel bajó el periódico y la miró por encima de sus anteojos con esa expresión seria que ponía cuando algo importante estaba por
suceder ¿qué pasa hijita ¿te veo nerviosa preguntó Rosa acariciando el cabello de su hija con ternura marina respiró profundo y sacó el papel doblado de su bolsillo sus manos temblaban tanto que apenas podía sostenerlo durante todo el camino de vuelta a casa había ensayado mil formas de decirlo pero ahora que estaba ahí frente a sus padres todas las palabras se habían evaporado “estoy estoy embarazada” susurró entregándoles el resultado del laboratorio el silencio que siguió fue devastador rosa se quedó paralizada con
el papel en las manos leyendo una y otra vez las mismas líneas como si las palabras fueran a cambiar mágicamente miguel se levantó lentamente de su silla el rostro transformándose de la sorpresa inicial a algo mucho más oscuro “¿qué dijiste?” preguntó Miguel aunque había escuchado perfectamente cada palabra papá yo sé que no era lo que esperaban pero silencio el grito de Miguel resonó por toda la casa como un látigo marina nunca había visto a su padre así con esa furia que parecía salir desde lo más profundo de su alma ¿cómo pudiste hacernos esto ¿cómo pudiste traer esta
vergüenza a nuestra familia rosa comenzó a llorar en silencio pero no eran lágrimas de alegría por la noticia de un futuro nieto eran lágrimas de decepción de dolor de vergüenza social que ya imaginaba enfrentando en su pequeña comunidad donde todos se conocían y los rumores volaban más rápido que el viento mamá por favor déjame explicarte marina intentó acercarse pero Rosa retrocedió como si su propia hija fuera contagiosa no quiero explicaciones dijo Rosa con una voz que Marina no reconocía ¿quién es él ¿quién es el responsable de esta desgracia marina bajó la cabeza ese era
el punto más doloroso de toda la situación se llama Carlos nos conocimos hace 5 meses en la universidad él Él no lo sabe todavía no lo sabe miguel se acercó a Marina con pasos pesados que hicieron crujir el piso de madera estás diciéndome que te metiste en la cama con cualquier desconocido y ni siquiera tuvo la decencia de quedarse para enfrentar las consecuencias no es así papá carlos no es cualquier desconocido yo lo amo y él me ama solo que cuando le dije que quería que conociéramos mejor a nuestras familias él dijo que necesitaba tiempo
la risa amarga de Miguel llenó la habitación tiempo claro que necesitaba tiempo tiempo para escapar cuando se enterara de que ibas a arruinar su vida también cada palabra era como una puñalada marina había imaginado que sus padres se sorprenderían que tal vez se enojarían al principio pero nunca pensó que la atacarían con tanta crueldad estos eran los mismos padres que la habían consolado cuando se lastimaba de niña que la habían apoyado en cada decisión importante de su vida papá mamá yo sé que no es la situación ideal pero
puedo salir adelante puedo seguir trabajando en la librería puedo cuidar al bebé y el bebé rosa se limpió las lágrimas y la miró con una expresión que Marina nunca olvidaría ¿estás pensando en quedarte con eso marina sintió como si le hubieran dado una bofetada es mi hijo mamá es tu nieto ese no es mi nieto dijo Miguel con una frialdad que heló la sangre de Marina mi nieto sería el hijo de una mujer casada respetable no de una no voy a decir la palabra porque todavía tengo algo de respeto por esta casa marina se llevó las manos
instintivamente al vientre como si pudiera proteger a su bebé de las palabras venenosas de su propio abuelo no puedo creer que me estén hablando así soy su hija eras nuestra hija corrigió Rosa secándose los ojos con el borde del delantal la marina que nosotros criamos jamás nos habría traído esta vergüenza la Marina que nosotros conocíamos tenía valores tenía moral sigo siendo la misma persona marina gritó por primera vez en su vida a sus padres cometí un error sí pero sigo siendo su hija y este bebé sigue siendo parte de esta familia miguel se dirigió hacia la puerta de
entrada y la abrió de par en par no esta familia tiene reputación en esta comunidad tenemos amigos tenemos una posición respetable no vamos a permitir que una decisión irresponsable destruya todo lo que hemos construido durante años ¿qué estás diciendo preguntó Marina aunque su corazón ya conocía la respuesta te vas ahora mismo y no regresas hasta que hayas solucionado esta situación marina miró a su madre buscando algún signo de apoyo alguna palabra de consuelo pero Rosa había vuelto la espalda y estaba mirando por
la ventana como si la conversación no existiera “mamá por favor no me puedes hacer esto no tengo a dónde ir.” Rosa se volteó lentamente sus ojos estaban rojos pero secos como si ya no le quedaran más lágrimas debiste pensar en eso antes de abrir las piernas para cualquiera esas palabras destruyeron algo profundo en el corazón de Marina la madre que la había consolado durante cada pesadilla de la infancia acababa de pronunciar las palabras más crueles que había escuchado en su vida marina subió corriendo a su habitación y metió algunas ropas en una mochila pequeña no tenía muchas
pertenencias valiosas apenas algo de dinero que había ahorrado trabajando en la librería mientras guardaba sus cosas podía escuchar a sus padres discutiendo en voz baja en el piso de abajo palabras sueltas llegaban hasta ella vergüenza ¿qué dirán los vecinos reputación arruinada cuando bajó con su mochila sus padres estaban esperándola en la sala miguel tenía los brazos cruzados y Rosa mantenía la vista fija en el suelo ¿este es realmente su veredicto final preguntó Marina dándoles una última oportunidad de reconsiderar sal de esta casa y no regreses hasta que hayas hecho lo