“¡Estoy demasiado vieja para esto…! Pero el joven vaquero SE QUEDÓ TODA LA NOCHE”…

“No te dejo sola. ” El tiroteo estalló como un volcán. Balas atravesaron la madera, astillando mesas y botellas. Elena disparó desde la ventana, acertando a uno en el hombro, pero otro la rozó en el brazo, sangre caliente bajando por su piel. Yack un torbellino, sacó dos revólveres y abatió a dos en segundos, sus movimientos precisos como los de un demonio. “¡Corre, Elena!”, gritó, pero ella se quedó cubriéndolo. El último cazador entró rompiendo la puerta, un gigante con una cicatriz en el cuello.

“Te mataré, traidor”, rugió apuntando a Jack. Elena actuó por instinto, saltó sobre él clavándole un cuchillo en la espalda. El hombre cayó con un gemido gutural, sangre empapando el piso. Silencio. Jack la miró atónito. Me salvaste. ¿Por qué? Ella, jadeante, respondió, “Porque anoche me hiciste sentir viva otra vez. Pero esto no termina aquí.” Huían al galope bajo el sol naciente, el oro en las alforjas, perseguidos por sombras invisibles. En un cañón estrecho, Jack confesó la verdad que la dejó helada.

No robé por codicia. El banco pertenecía a un cacique que mató a mi familia. Pero hay más. Soy hijo de Pedro, tu marido. Él me tuvo con una india antes de casarse contigo. Elena detuvo el caballo, el mundo desmoronándose. Pedro. Mi Pedro. El Shak la golpeó como un rayo. Jack, lágrimas en los ojos. Vine a buscarte más repostiza, pero me enamoré como un tonto. La revelación era un puñal. Incesto accidental. No, Pedro nunca le dijo de un hijo bastardo.

Elena sintió náuseas, pero el amor prohibido ardía aún. Esto es una locura. Deberíamos separarnos. Pero Jack la tomó de la mano, ¿no? Juntos contra el mundo. Siguieron cabalgando, pero el suspense crecía. Rumores de una recompensa mayor de federales uniéndose a la casa. En un pueblo fantasma acamparon y esa noche bajo las estrellas Elena susurró de nuevo, estoy demasiado vieja para esto. Pero el joven cowboy se quedó, sus cuerpos entrelazados en una pasión tormentosa, ignorando el tabú. Días después, en las sierras, una emboscada lo sorprendió.

Balas silvaban como serpientes. Jack fue herido en el pecho, sangre brotando como un río rojo. Elena lo arrastró a una cueva vendándolo con tiras de su vestido. No mueras, maldito seas, soyoso. Él sonrió débilmente. Hay un secreto más. El oro no es solo oro. Dentro de la bolsa hay un mapa a una mina perdida. La que Pedro buscaba es tuya ahora. Elena miró la bolsa tentada, pero el amor la cegaba. Los perseguidores llegaron al atardecer, liderados por un ranger real, un yankee alto con bigote espeso.

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