Enfermeras empiezan a EMBARAZARSE al cuidar a un paciente en coma. Pero cuando se nota un detalle…

Doctor, ¿necesita algo? Pero la respuesta no fue nada de lo que ella esperaba. Emanuel, firme alzó la voz. Lo que está pasando es que todas las enfermeras que entran en esta habitación, que cuidan al paciente 208, quedan embarazadas misteriosamente. Ustedes tres están embarazadas y sé muy bien que todas son solteras. Entonces, díganme, ¿quiénes son los padres de esos niños? El silencio dominó el ambiente. Las tres enfermeras se miraron rápidamente como si buscaran una salida en común. Fue Tamara quien rompió el silencio intentando sonar convincente.

Está bien, vamos a contar. La verdad es que las tres decidimos hacer producción independiente. Yo fui la primera. Fui a una clínica de fertilidad y cuando les conté la novedad, ellas también quisieron. Fueron después de mí, solo que no esperábamos que quedáramos embarazadas tan rápido. Violeta, con la voz temblorosa, se sumó a la mentira. apoyando a su compañera. Eso mismo fue lo que pasó, Dr. Emanuel. El médico permaneció en silencio unos segundos, mirándolas fijamente a cada una.

Por fuera fingió aceptar la explicación, pero por dentro la certeza solo aumentaba. Aquello no era verdad. Algo mucho más grande estaba escondido. Muy bien, pero la próxima persona que trabaje con el paciente 208 será un hombre, dijo con firmeza. Las tres enfermeras se miraron, dudaron, pero asintieron casi al unísono. Tamara fue quien respondió, “Está bien, doctor. Cuando llegue ese enfermero, nosotras mismas le enseñaremos todo lo que necesita saber.” Emanuel, sin embargo, no estaba convencido. Algo dentro de él gritaba que aquellos embarazos tenían relación directa con Ricardo.

Sentía que cada palabra de ellas no era más que una cortina de humo para esconder la verdad. Entonces, en un impulso que no era propio de él, hizo algo arriesgado. Aprovechó un momento en que Tamara había dejado el bolso en la habitación mientras resolvía asuntos en otra área del hospital. El médico respiró hondo, miró hacia los lados y decidió. Tamara ha estado muy extraña últimamente. No me creí esa historia de producción independiente. Necesito descubrir qué es lo que esconde.

Con las manos ligeramente temblorosas, abrió el bolso de la enfermera. Revisó con cautela hasta que sus dedos tocaron algo inesperado, una fotografía. Sacó el papel y cuando sus ojos se fijaron en la imagen, su respiración se volvió pesada. Casi se detuvo. Era una foto simple, pero devastadora. En ella, Tamara sonreía y a su lado estaba un hombre. Un hombre que Emanuel conocía muy bien. Levantó lentamente la mirada, volviendo los ojos hacia la cama de la habitación 208.

Allí estaba Ricardo, inmóvil, en coma profundo, pero no había cómo negarlo. Era el mismo hombre de la fotografía. El médico sintió que el corazón se aceleraba, el cuerpo se estremecía. Dios mío, Tamara sonriendo al lado de Ricardo. ¿Cómo es esto posible? Pero antes de revelar la conexión de la enfermera con aquel hombre misterioso y el motivo por el cual tantas enfermeras del hospital quedaban embarazadas de forma inexplicable, al acercarse al paciente en coma, ya aprovecha para darle al botón de me gusta, suscribirte al canal y activar la campanita de notificaciones.

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Intentando disimular la ansiedad, sacó rápidamente el celular y le tomó una foto guardando el registro en la galería antes de devolver la imagen al mismo lugar donde la había encontrado. No quería levantar ninguna sospecha. Instantes después ya escuchaba los pasos de la enfermera por el pasillo. Cerró el bolso, respiró hondo e intentó recuperar la calma. Tamara entró en el consultorio y encontró al médico pálido con la expresión dura. “¿Pasó algo, doctor? ¿Algo malo con Ricardo?”, preguntó colocando la mano sobre su vientre de embarazada, como si ya se preparara para recibir una mala noticia.

Pero Emanuel no quería confrontarla de inmediato. Negó con la cabeza y respondió de forma controlada. No, nada malo. Hizo una pequeña pausa, carraspeó y completó. Tamara, tengo algunas cosas que resolver fuera del hospital hoy. Voy a necesitar estar ausente todo el día. Tú y las otras chicas pueden encargarse de todo. La enfermera sonrió con tranquilidad, como si aquella fuera la situación más simple del mundo. Por supuesto, doctor. Quédese tranquilo. Yo, Violeta y Jessica cuidaremos de todo. No tiene que preocuparse por nada.

Emanuel solo asintió, pero por dentro sentía el corazón pesado. Salió de allí y fue hasta su oficina. se sentó en la silla, tomó el celular y abrió la fotografía que había registrado. Fijó los ojos en la pantalla y murmuró para sí mismo en voz baja. Nada de esto tiene sentido. Tamara no parece más joven en esta foto. Está exactamente como hoy. Y la imagen parece haber sido tomada poco tiempo. ¿Cómo puede tener una foto con un paciente que está en coma desde hace más de 10 años?

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