¿Cuándo puedo tomar control de los activos?, pregunté secándome las lágrimas. Los papeles pueden firmarse hoy mismo. Las cuentas bancarias estarán disponibles mañana. Esta noche en mi hotel llamé a mi jefe anterior. Roberto, ¿habla Jade. Sí, JD, necesito que me hagas un favor. ¿Podrías averiguar quién es el dueño actual de innovaciones morales? Claro. ¿Por qué el interés? Estoy pensando en hacer una inversión. Dos horas después, Roberto me llamó de vuelta. Es extraño, Jade. La empresa acaba de ser vendida.
El nuevo propietario es un tal Jade de Morales. ¿No es ese tu nombre real? Sonreí mientras miraba por la ventana del hotel hacia la ciudad que había dejado atrás hace dos meses. Sí, Roberto, es mi nombre real. Al día siguiente firmé todos los papeles. El licenciado Hernández me explicó cada detalle. Mi hermana Carmen trabajaba como coordinadora de marketing en innovaciones morales, ganando $5,000 al año. Papá tenía una deuda de $1,000 en su tarjeta de crédito que yo había estado pagando secretamente durante 3 años.
Mamá recibía $800 mensuales de un seguro de vida que yo había contratado para ella sin que lo supiera. ¿Quiere que notifiquemos a su familia sobre la herencia?, preguntó el abogado. No todavía respondí. Primero necesito preparar algunas cosas. Esa tarde manejé hasta la oficina de innovaciones morales. Era un edificio moderno de cristal en el centro de la ciudad. Me estacioné y observé a los empleados salir al final del día. Entonces la vi. Carmen caminaba con dos amigas riendo, con su cabello perfecto y su traje caro que probablemente había comprado con el bono que no sabía que ahora yo le pagaba.
Mi teléfono sonó. Era mamá. Jd, ¿dónde estás? Han pasado dos meses. Papá está en el hospital otra vez y necesitamos que vengas a casa. Hola, mamá. Me llamo Ja de ahora. No importa cómo te llames, necesitas venir. Carmen no puede pedir tiempo libre del trabajo y yo no puedo manejar esto sola. ¿Por qué Carmen no puede pedir tiempo libre? Porque tiene una presentación importante mañana. Su jefe es muy exigente. Sonreí. Su jefe era muy exigente. Qué interesante.