En La Cena De Navidad, Papá Anunció: “Eres Una Carga Y No Puedes Vivir Con Nosotros Más”…

irónico, considerando que con mi sueldo lo mantuve a él durante años. Ahora no solo me alcanzaba, sino que me permitía hacer todo lo que antes no podía. Viajé, conocí lugares que nunca tuve la oportunidad de visitar porque siempre había una cuenta que pagar. Compré un coche mejor, no un lujo exagerado, pero sí algo cómodo, algo que realmente fuera mío. Y lo mejor de todo, paz. Ya no tenía que llegar a casa y escuchar a mi padre quejarse, a mi madre llorar por las cuentas, ni ver a Lily atrapada en ese ambiente tóxico.

Hablando de Lily, ella fue la única que realmente se mantuvo a mi lado. Seguimos en contacto y la ayudé en lo que pude, sin permitir que cayera en la misma trampa que yo. Le insistí en que estudiara, en que se preparara para salir de esa casa tan pronto como pudiera para que nunca terminara en la misma situación en la que yo estuve. Y nuestro padre, bueno, después de que mi madre le cerró la puerta, no tuvo más opción que enfrentar las consecuencias de su propia vida, sin dinero, sin amigos que lo sostuvieran, sin un hogar.

La última noticia que tuve de él fue que se estaba quedando en casa de un pariente lejano, alguien que no conocía bien su historia y decidió darle una oportunidad. Pero yo sé cómo terminará eso. Él siempre fue una carga y pronto también lo echarán. La casa donde crecí sigue siendo de mi madre. con mucho esfuerzo, pagó las deudas pendientes y logró estabilizarse sin que nadie le quitara lo suyo. Yo nunca más volví. No tenía razón para hacerlo.

El joven que salió de esa casa aquella noche de Navidad, con sus maletas en la mano y eliminando su nombre de todas las cuentas, nunca volvió a mirar atrás y nunca se arrepintió, porque al final yo gané y él lo perdió todo. No.

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