En el año 2000, tres bebés trillizas desaparecieron de un hospital. Veinticinco años después, una enfermera en su lecho de muerte finalmente confesó.

El doctor abrió una salida lateral oculta detrás de una estantería. Un pasadizo estrecho llevaba a un montacargas antiguo.

—Sígame. Le daré los archivos. Todos. Pero después… nos separaremos. Si me siguen, usted perderá a las niñas y yo perderé la vida.

Elena dudó un segundo, pero oyó cómo se acercaban más pasos.

Entraron en el montacargas. Bajaron hasta un túnel que conectaba con un edificio administrativo abandonado. Allí, Julián abrió su maletín y le entregó tres carpetas selladas.

—Estas contienen las ubicaciones actuales, los nombres adoptivos, los historiales médicos y todos los implicados —dijo—. Con esto podrá encontrarlas… pero será perseguida.

—¿Y usted?

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