Empleada Acoge 15 Millonarios En Tormenta De Nieve — Al Día Siguiente 135 Autos Aparecen En Su Casa…

Alejandro Ruiz había pagado completamente el alquiler de su piso por los próximos 10 años. Además, había abierto un fondo fiduciario de 200,000 € para asegurarle un futuro cómodo y permitirle terminar sus estudios universitarios. Rafael Gómez, el magnate inmobiliario, tenía una propuesta diferente. Quería que Lucía se convirtiera en consultora para su programa de responsabilidad social corporativa. El salario propuesto era de 50,000 € al año por un trabajo a media jornada, permitiéndole también estudiar. Miguel Ángel Torres había creado una becautense, específicamente para estudiantes de familias trabajadoras.

Cada año cinco estudiantes recibirían educación completa pagada en honor de la mujer que había mostrado qué significaba realmente cuidar de los demás. Otros habían traído regalos más personales, pero no menos significativos. Un millonario del sector hostelero había organizado un viaje todo pagado a las Maldivas para Lucía y su madre. Dos semanas de descanso que nunca habrían podido permitirse. Otro había donado 50,000 € directamente a la parroquia de Alcorcón, donde Carmen era voluntaria. Pero el regalo más conmovedor vino del hombre más joven del grupo, un treintañero que había hecho fortuna con las startups tecnológicas.

Había descubierto que Lucía amaba la fotografía, un hobby que había tenido que abandonar porque no podía permitirse el equipo. Había traído una cámara profesional completa, lentes, trípode, y había pagado un año de curso de fotografía con un artista reconocido. Lucía estaba abrumada, lloraba, reía. No podía creer que todo esto fuera real. Los vecinos habían salido a la calle mirando incrédulos. La señora López de enfrente lloraba de alegría por Lucía. El viejo señor García aplaudía. Pero Lucía, en medio de toda esa generosidad hizo algo que sorprendió a todos.

Se volvió hacia Alejandro Ruiz y le pidió hablar en privado. Lo llevó dentro de su modesta casa, a la pequeña cocina donde su madre había criado a su hija sola. Y allí, en esa cocina que había visto tantas luchas y triunfos silenciosos, Lucía dijo a Alejandro algo que lo golpeó profundamente. Dijo que estaba inmensamente agradecida, pero que quería algo más precioso que todos esos regalos. Quería que Miguel Ángel Torres llamara a su hija. Esa hija con la que no hablaba desde hacía 3 años.

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