La frase que lo cambió todo
El empresario, desconcertado, giró la cabeza hacia su hijo. “¿Qué dices, hijo?” preguntó intentando sonreír. Pero Daniel no dudó: “¡Es la niña de mis sueños, la que siempre veo cuando cierro los ojos en la noche!”.
Todos quedaron paralizados. Laura, con el rostro enrojecido, trató de calmar a su hija. Camila, confundida, se escondió detrás de su madre. Esteban dejó caer la copa de vino que sostenía, incapaz de procesar la coincidencia.
La verdad que nadie esperaba
Lo que parecía una inocente frase infantil pronto se convirtió en un torbellino de preguntas. ¿Por qué Daniel reconocía a Camila? ¿De dónde venía esa conexión inexplicable?
La tensión aumentó cuando la esposa de Esteban, Clara, descendió las escaleras y observó la escena. Sus ojos pasaron del rostro de Laura al de su hija, y algo en su expresión se quebró. Era como si hubiera visto un fantasma del pasado.
El silencio fue roto por la confesión más impactante. Laura, con lágrimas en los ojos, murmuró: “Camila… no es solo mi hija. Ella también es tuya, Esteban”.
El secreto revelado
Años atrás, antes de casarse con Clara, Esteban había tenido una breve relación con Laura. Fue un amor fugaz, escondido en medio de la diferencia de clases y la presión social. Cuando él se alejó, sin saber que Laura estaba embarazada, ella decidió criar sola a la niña, ocultando la verdad para evitar escándalos.
Pero los ojos no mienten. Daniel, con su inocencia infantil, había reconocido en Camila una similitud imposible de ignorar. La misma mirada, la misma sonrisa. Los hijos, sin saberlo, habían revelado el secreto que los adultos ocultaron durante años.